POBRE" HOMBRE OBJETO "
Ciertamente, siempre he sido un "hombre f�cil" en mis
relaciones con las mujeres. Soy d�bil y me he dejado llevar a la cama, en muchas
ocasiones, sin gran entusiasmo por mi parte. En algunas de ellas, el resultado
ha sido bastante deprimente y por ello �ltimamente hab�a empezado a seleccionar
escrupulosamente a mis compa�eras de diversi�n.
No bastaba superar el examen f�sico, tambi�n inclu�a un test
de compatibilidad en cuestiones tan b�sicas como son los gustos musicales, los
cinematogr�ficos y hasta los pol�ticos.
Mireya suspendi� todos ellos y sin embargo yo no pod�a evitar
una incipiente erecci�n cuando o�a su voz, calida, pastosa, sugerente de ignotas
sensaciones y oscuras promesas.
Llevaba poco tiempo trabajando con nosotros y desde el primer
d�a not� que su poca simpat�a la reservaba solo para mi .Arisca malcarada y
ce�uda con todos sus compa�eros, cambiaba radicalmente de comportamiento en
cuanto entraba en mi despacho. Conmigo era todo zalamer�a, sonrisas, coqueteo y
veladas insinuaciones.
No, no era mi tipo .Excesivamente alta y delgada, poca teta y
menos culo (ya se sabe: una mujer sin culo es como un elefante sin trompa) y
para colmo de males, era rubia y a mi me enloquecen las morenas�..pero su voz�su
voz me excitaba aun a mi pesar.
Un d�a se sent� en el sill�n de las visitas, enfrente de m�,
cruz� las piernas e imp�dicamente me mostr� las blancas y orladas bragas que
ocultaban su sexo, mientras una picara sonrisa surg�a de sus gruesos labios,
comenz� a hablarme y lo que no hab�a conseguido la vista de sus braguitas lo
consigui� su voz.
Las insinuaciones se iban haciendo cada vez m�s frecuentes y
descaradas hasta que un d�a me arrincon� contra una pared y me dijo:
"-Que pasa Javier, es que no te gusto?."
Su voz sonaba tan cerca de m� que quise apresarla, saborearla
y guardarla para mi. Acerqu� mis labios a los suyos y la bes� con furia.
Me apart� suavemente y con una mirada que rebosaba
satisfacci�n, susurr� dulcemente:
"Podr�amos ir a cenar esta noche a la pizzer�a del
"Commendatore".
Yo odio las pizzer�as, pero mi renacida debilidad solo me
dejo decir:
"Reserva mesa a las nueve".
Durante la cena no dej� de hablarme de sexo, de lo sola que
estaba, de su poco �xito con los hombres y de todo el amor que-dec�a- llevaba
dentro.
Mi decisi�n de no acostarme con ella se iba desvaneciendo
poco a poco, ayudado principalmente por aquel repulsivo "lambrusco"que a ella
tanto parec�a gustarle.
No me dio opci�n, al salir del restaurante me llev�
directamente a su apartamento.
Sub� tras ella las escaleras mientras observaba sus piernas,
no eran realmente tan feas, adem�s, las medias negras con costura siempre me han
excitado. Perfecto-pens�-me la tiro con las medias puestas y le hago hablar sin
parar, as� no habr� problema!.
Abri� la puerta, entramos y yo, casi por compromiso, intent�
besarla. Me apart� con brusquedad y dijo:
-"Hasta ahora he llevado yo la iniciativa y pienso seguir
llev�ndola, no me toques salvo que yo te lo pida."
No me qued� otra opci�n, no me desagradaba del todo el papel
pasivo aunque luego comprob� que lo toleraba mal.
El apartamento era peque�o (muy peque�o) y pr�cticamente lo
ocupaba una gran cama, espejos por arriba, a los lados, espejos por todas partes
que daban realmente la sensaci�n de una mayor amplitud al lugar pero que me
produjeron un cierto desasosiego .La decoraci�n, vulgar, cer�mica barata , mucho
terciopelo rojo y l�mparas "art-dec�" pasadas de moda.
Encendi� unas velas, apag� la luz y se acerc� a m�
ronroneando como una gata en celo.
Lentamente, me quit� la americana, se entretuvo en deshacer
el nudo de mi corbata, desabroch� los primeros botones de la camisa y mientras
comenzaba a besarme en el cuello, murmuraba:
-"No sabes cuanto he deseado este momento, me has hecho
sufrir lo indecible, pero ahora ya te tengo solo para mi".
La combinaci�n de los suaves besos y su maravillosa voz me
produjeron una potent�sima erecci�n que ella no dejo de notar pues tenia su
cuerpo pegado al m�o.
Sigui� desabrochando botones y pos� una mano sobre mi pecho
desnudo, acarici�ndome el vello y los pezones mientras su otra mano (que se
hab�a afanado en soltar el cintur�n) bajaba por mi pubis y as�a con delicadeza
el inflamado pene.
No pod�a aguantar m�s e intent� tocar sus pechos .Fue un
craso error, pues, de nuevo rugi�:
-"No me toques �."
Cuando me tuvo desnudo, me tumb� sobre la cama y pas� la
punta de su lengua sobre el hipertenso glande. Un escalofr�o recorri� mi cuerpo,
se incorpor� e inici� el m�s sensual "strep-tease"que jam�s haya presenciado. El
cadencioso movimiento de su cuerpo armonizaba con el de sus manos mientras se
iba despojando �pieza a pieza-de su ropa hasta quedar vestida, solamente, por
las braguitas (ese d�a eran negras), las medias y el liguero.
Se me qued� mirando y me dijo, fr�a y despectivamente:
-"Ya puedes vestirte, se acab� el espect�culo. Me has hecho
pasar muy malos ratos, ahora te toca a ti pasarlo mal."
Como impulsado por un resorte, salt� de la cama y me abalanc�
sobre ella, ca�mos al suelo mientras mis manos y mi boca buscaban su cuerpo
afanosamente y ella trataba de alejarme con u�as y dientes. Lentamente ces� su
oposici�n y ella, a su vez, como una yegua desbocada busco mis labios mientras
sus manos ce��an suavemente mi nuca.
Cuando la vi, totalmente rendida y gimiendo de deseo, me
incorpor� y le espet� rudamente:
-"Te ha salido mal la jugada,cari�o, ahora soy yo el que no
quiere seguir, no me apetece hacer el amor contigo."
Iba de" farol", porque estaba en la cima de la excitaci�n,
pero ella no lo sab�a y entre dientes dijo:
-"No me ir�s a dejar as�verdad?.
No le contest� y me fui vistiendo morosamente pero preparado
para su reacci�n, que no se hizo esperar.
Salt� sobre m�, derrib�ndome de nuevo sobre la cama, sus
manos rompieron mi camisa y mientras aseguraba que yo era "un maldito cabr�n",
restregaba su sexo sobre mi-todav�a-inhiesto pene.
A partir de ese momento todo se desarroll� seg�n el programa
previsto en estos casos, no pod�amos seguir intentando imponer, cada uno, sus
condiciones y reglas de juego.
Tal como me hab�a dejado entrever al principio, Mireya era (y
es) una experta en el arte de la felaci�n, su trabajo de lengua fue antol�gico
mientras yo me afanaba en satisfacer con la m�a su erecto cl�toris.
Francamente, follamos como dos pose�dos toda la noche. Su
furor uterino era incontenible y consegu�a levantar una y otra vez m�, cada vez
m�s, maltrecho pene.
Su vagina encharcada con el semen de mis orgasmos parec�a
succionar mi miembro cada vez que llegaba al climax.
Yo estaba agotado pero feliz de haber encontrado aquella joya
que solo quer�a sentirme dentro de ella una y otra vez.
Nos levantamos a las siete, sin haber dormido en toda la
noche, tras un op�paro desayuno regresamos al centro de trabajo.
Aquel d�a, todo el mundo se extra�o del radical cambio de
car�cter de Mireya, de pronto su car�cter se dulcific� y su rostro luc�a una
permanente sonrisa .Nadie sabe que la terapia aplicada para conseguir tal
alegr�a de vivir en mi amiga me cuesta un desgaste f�sico terrible pero que doy
por bien empleado. Todo sacrificio es poco por conseguir la armon�a laboral�..
Indudablemente, vuelvo a las andadas, vuelvo a ser un "hombre
f�cil" porque esta experiencia me ha demostrado que no se puede prejuzgar a las
mujeres en ning�n sentido y que es preferible llevarse alguna decepci�n a
perderse una hembra como Mireya (aunque me sigan gustando las morenas de ojos
verdes!).