Relato: Cogida por un anciano
Voy a contarles como es que un viejo de 72 a�os me cogi� en el d�a de mi cumplea�os 27. Me llamo Mar�a Elena, soy alta pues mido 1.74 m de cuerpo voluptuoso y carnoso sin llegar a gorda, me considero sabrosa y apetecible para cualquier hombre, tengo mi pelo largo hasta casi la cintura y siempre lo traigo suelto y siempre ando vestida muy femenina, con minifaldas o con vestidos cortos, jam�s me tapo las piernas con pantalones pues eso me resta feminidad y me impide lucir mis piernas que considero las tengo bastante bonitas y torneadas.
Para el d�a de mi cumplea�os mis amigos organizaron una fiesta en una vecindad donde vive uno de ellos, se juntaron alrededor de 12 personas entre hombres y mujeres, incluyendo al abuelo de uno de mis amigos, el anciano de 72 a�os llamado Joaqu�n que cambiar�a mi vida. Yo saliendo del trabajo me fui para la fiesta y precisamente porque ven�a del trabajo iba vestida con un traje sastre de minifalda y saco, unas sandalias de tac�n alto y medias transparentes.
La fiesta empez� alrededor de las 9 de la noche con m�sica, bebida, baile y mucho ambiente y a medida que avanzaba el reloj, el alcohol que se consum�a en abundancia empez� a hacer estragos en la mayor�a, tanto en hombres como en mujeres dej�ndolos completamente borrachos e inconscientes. Lleg� el momento en que s�lo el viejito Joaqu�n y yo est�bamos despiertos aunque tambi�n bastante tomados, la verdad yo me sent�a borracha pero estaba consciente. Me fui a la cocina para tomar agua fr�a del refrigerador cuando al estar agachada sent� como un bulto se apretaba entre mis nalgas y aumentaba de volumen y se pon�a duro, me enderec� y volte� para atr�s viendo a don Joaqu�n que me sonre�a y se me recargaba con fuerza rode�ndome por la cintura y empujando su verga entre mis nalgas. Yo sorprendida al principio no supe que hacer, primero me parec�a imposible que a un hombre de esa edad todav�a se le parara la verga y segundo era el abuelo de uno de mis amigos, as� es que me dej� y don Joaqu�n sigui� embistiendo mi culo con su verga, despu�s sent� como sus manos se met�an por debajo de mi falda acariciando mis piernas y subiendo hasta tallar mi abertura haci�ndome estremecer de placer. Despu�s sent� las manos de don Joaqu�n posarse sobre mis senos y apretarlos amas�ndolos y estruj�ndolos, mientras tanto la verga del viejo segu�a apretada entre mis nalgas.
Don Joaqu�n me dio la vuelta y rode�ndome por la cintura repeg� su verga en mi panocha y me bes� en la boca introduciendo su lengua hasta mi garganta babe�ndola e impregn�ndome con su saliva, mientras sus manos se met�an por debajo de mi falda acariciando mis piernas y sobando y picando mis nalgas, sent� como met�a su dedo en mi culo.
Teni�ndome as� en esa posici�n, don Joaqu�n me dijo que quer�a cogerme y que lo acompa�ara a su casa, �sta estaba justo en el departamento de arriba de la vivienda donde se efectuaba la fiesta, subimos y al entrar sin p�rdida de tiempo se sent� en el piso y se acomod� entre mis piernas y debajo de mi falda pegando su boca a mi panocha lami�ndola, me arranc� las pantaletas y se sac� r�pidamente sus pantalones dejando al descubierto su verga que estaba completamente erguida y endurecida. Me derrib� sobre la alfombra y se me ech� encima sin consideraci�n alguna, me dijo solamente "abre bien las piernas perra", yo las abr� y sent� como de un estoque me enterraba su gran verga en mi panocha, continu� empujando hasta que me introdujo todo su candente �rgano, lo estuvo frotando una y otra vez dentro de mi mientras me besaba en la boca metiendo su lengua hasta mi garganta babe�ndome y ensaliv�ndome toda la cara, tambi�n me bes� y me chupete� muchas veces el cuello y adem�s me desabroch� la blusa y me subi� el sost�n para morderme y chuparme los pezones, as� me tuvo un rato hasta que sent� como se pon�a r�gido y empez� a arrojar varios chorros de semen espeso y caliente dentro de mi cuerpo. Termin� de venirse dentro de mi panocha y antes de sacarme su verga me dijo "que rica hembra eres perrita, esta es s�lo la primera vez que te ensarto con mi verga, de ahora en adelante te voy a abrir las piernas para meterte toda mi verga cada vez que yo quiera, pinche puta".
Ante esta experiencia mi primera sensaci�n fue la de sentirme violada, pero al recapacitar comprend� que en realidad ese anciano no me hab�a violado, yo aunque borracha estaba consciente y permit� primero que su verga se apretara entre mis nalgas, sus manos acariciaran todo mi cuerpo y luego su verga me penetrara hasta inundarme con su semen. En realidad don Joaqu�n ten�a raz�n, en ese momento me convert� en su puta y por eso cada vez que �l tiene ganas (que es muy seguido) me coge y se viene dentro de mi panocha.