SECUELAS DE UNA NOCHE
SALIENDO DEL TRABAJO:
- Finalmente son las 5:30 del viernes! � dijo Ray en tono
jocoso.
Muchas bromas rodaban en la oficina respecto a la influencia
de los "viernes culturales" y la metamorfosis que van sufriendo los empleados
asalariados que durante el ciclo de trabajo semanal, pasan de ser unos zombis
malhumorados de lunes, convirti�ndose en el resignado empleado del martes, luego
en el eficiente del mi�rcoles, pasando al ansioso del jueves y finalmente al
radiante y feliz que el viernes cuenta las horas para salir a su descanso, beber
unas cervezas con los amigos y confiar a su buena suerte el curso de la noche.
Todos rieron del buen humor de Raymundo, y este se estir� y
friccion� sus manos entre s�, en se�al de que estaba listo para lo que segu�a.
Ray ten�a fama de ser muy fiestero y era sabido que todos los viernes asist�a
con su inseparable amigo Andr�s a alg�n bar, a compartir unos tragos para cerrar
la semana. Generalmente convidaban a algunas de las chicas, y aunque se
escuchaban rumores de uno que otro l�o sexual que hubiera sucedido alguna que
otra vez, fuera verdad o mentira, esto siempre hab�a sido un secreto. La versi�n
oficial era que despu�s de los tragos, cada uno iba para su casa. A fin de
cuentas, con excepci�n de Mariana todos los del grupo eran casados y no se
pod�an permitir chismes. Y hasta la misma Mariana estaba comprometida, lo cual
la manten�a incluso m�s por fuera de las escapadas de viernes culturales.
- Espero que hoy s� nos puedas acompa�ar Mary, es la cuarta
vez que te invitamos y ya estamos por pensar que te caemos mal. � coment�
sonriente.
- No seas tr�gico Ray, sabes perfectamente que me caen muy
bien, simplemente que los viernes me encuentro con mi novio.
- Pues igual deber�as acompa�ar un d�a a tus compa�eros de
trabajo. Total, dentro de poco vas a tener a Javier contigo por el resto de tu
vida, y ah� vas a desear haber salido m�s veces con los amigos. Yo se como te lo
digo!
- De verdad que les agradezco mucho muchachos, y les aseguro
que un d�a de estos los acompa�ar� � dijo Mariana riendo del comentario.
Los muchachos no insistieron y se despidieron amigablemente.
Salieron los 2 amigos, acompa�ados de Carolina, que ese d�a dijo tener un poco
de tiempo antes de irse a casa, ya que su marido llegar�a un poco tarde de un
viaje de negocios. Mientras los ve�a alejarse, Mariana dud�. Ella sab�a que esa
noche no se ver�a con Javier, porque �l tambi�n estaba fuera de la ciudad, pero
simplemente no lo hab�a dicho para no sentirse presionada a salir. Sin embargo,
finalmente se decidi� y apag� r�pidamente el computador, recogi� sus cosas y
sali� caminando con la intenci�n de alcanzar al grupo en el estacionamiento.
Despu�s de todo, ten�a bastante tiempo de no relajarse y un par de cervezas le
caer�an bien.
- Esperen muchachos! � les grito cuando ya estos se alejaban.
- Vaya, vaya ... �ser� que hoy se nos hace el milagrito? �
dijo Andr�s.
- Acabo de recordar que Javier tiene que reunirse a estudiar
con unos amigos hoy y va a llegar un poco atrasado � minti� para tener una
excusa para poder retirarse temprano � as� que voy a acompa�arlos un rato.
- Excelente! � dijo Ray � vamos a tomarnos unas cervecitas y
relajarnos un poco. �Hasta que horas est�s disponible?
- �T� hasta que horas te quedas, Caro? � pregunt� Mariana.
- El vuelo de mi marido llega a las 10:00 y �l debe estar en
casa a las 11:00, osea que mas o menos hasta las 10:30 los acompa�o.
- Pues justamente, a esa hora me dijo Javi que estar�a en
casa, osea que nos vamos juntas. � agreg� pensando que ten�a la excusa perfecta.
Todos concordaron. Carolina y Mariana no ten�an auto y Andr�s
todos los viernes dejaba el suyo en casa, pues era costumbre salir con Ray en un
solo auto, as� que se acomodaron todos y salieron de los predios de la empresa.
Eran las 5:45 de la tarde.
EN LA DISCOTECA:
Aunque Ray hab�a pensado ir con Andr�s al calmado bar de
siempre, al sentirse acompa�ado de las 2 chicas pens� que tal vez tendr�an la
oportunidad de un poco de diversi�n extra. Carolina era bell�sima, con una cara
perfecta y un cuerpo no tan voluptuoso pero s� muy armonioso, era una de las
chicas m�s envidiadas de la compa��a; ten�a 3 a�os de casada y hab�a rumores de
que follaba con el Gerente, pero nadie hab�a jam�s confirmado estos rumores.
Mariana era mucho mas voluptuosa, con unas tetas grandes y firmes, unas nalgas
redondas, amplias caderas y delgada cintura; toda una joya del deseo; pero
tambi�n mucho m�s recatada y siempre profesaba su amor a su novio ante cualquier
insinuaci�n del sexo opuesto. Como mujeres, eran 2 banquetes a los ojos de
cualquier hombre, y por eso Ray hab�a escogido aquella discoteca bastante
bulliciosa pero igual de oscura. Las pocas luces eran siempre dirigidas a la
pista de baile y en flash, dejando las mesas en la oscuridad. Aunque cuando
llegaron a las 6:15 de la tarde la discoteca estaba vac�a, el volumen un poco
bajo y bastante iluminada, con el pasar del tiempo el lugar se hab�a ido
llenando, el volumen aumentando y las luces disminuyendo. A Andr�s no le hab�a
costado trabajo entender el plan de Ray, y solo esperaban contar con un poco de
suerte para facturar la noche.
Hacia las 8:30 de la noche, ya hab�an bebido suficiente
cantidad de alcohol como para estar bastante desinhibidos. Mariana se sent�a
diferente, sab�a que el alcohol estaba haciendo su efecto y pensaba que tal vez
su partida deb�a ser antes de las 10:30, pues al ritmo que iban no aguantar�a
mucho antes de estar ebria. Sin embargo, se sent�a alegre y dispuesta a
divertirse; sent�a que sus ideas ya no eran tan organizadas como siempre y los
muchachos le parec�an mucho m�s agradables que lo acostumbrado en la oficina.
Carolina por su parte, se sent�a completamente dispuesta a permanecer un rato
m�s. Era el tipo de mujer que pierde el control con poco alcohol, y desde la
tercera o cuarta rodada de tragos, Andr�s hab�a comenzado a rozar ligeramente la
mano sobre los muslos de ella, al ver su risa alegre y su mirada perdida.
Despu�s de un rato las parejas estaban definidas, la
coqueter�a y los roces corporales se hac�an evidentes y el alcohol segu�a
rodando a mares; el estado de las chicas era de total disposici�n, pero los
chicos manten�an absoluto control de la situaci�n. A una se�al de Andr�s, Ray
invit� a Mariana nuevamente a la pista de baile. Comenzaron a bailar una m�sica
algo excitante, con lo cual sus cuerpos se rozaron y Mariana comenz� a sentirse
diferente y sensual. El baile continu�, y Ray la atrajo con una mano sobre su
cintura, peg�ndola a su cuerpo. El alcohol segu�a haciendo su efecto en Mariana,
quien sin quitarle la vista lo mir� desafiante. Ray se acerc� raudo y la bes� en
los labios, metiendo su lengua entre la boca de ella y explor�ndola a fondo;
ella sorprendida, respondi� al beso sin saber exactamente qu� estaba sucediendo
y sintiendo su cabeza dar vueltas. Luego ella sinti� una mano apretando
fuertemente una de sus redondas nalgas, al mismo tiempo que el pene r�gido de
Ray se encostaba contra su vientre bajo. Un calor recorri� su cuerpo y respondi�
con m�s �mpetu al beso; �l sigui� masajeando descaradamente sus nalgas, ahora
con las 2 manos. Ella tambi�n se aferr� a las de �l, moviendo sus caderas en
suaves c�rculos y restregando su zona p�lvica contra el bulto de su pantal�n,
mientras las lenguas se fund�an desesperadas en un beso desbordado y las manos
de Ray acariciaban esas nalgas firmes y redondas, por debajo de la mini-falda. A
ella no le preocup� m�s lo que sucediera, pues sent�a que no era a ella a la que
le estaba sucediendo y comenz� a dejarse llevar en un toqueteo de nalgas y tetas
abusado y descarado. Sin embargo, en un rayo de lucidez pens� que no estaban
solos y de golpe se separ� y le sac� las manos a Ray de debajo de su falda,
permiti�ndole que las apoyara en sus caderas.
- No m�s. No te olvides que Andr�s y Carolina est�n aqu�.
- No me olvido, cari�o. Pero ellos tampoco est�n preocupados
con nosotros.
- Es que no est� bien lo que hacemos. Ni siquiera s� lo que
estoy haciendo...
- Rel�jate linda, es bueno que todos nos mantengamos
relajados para pasar una buena noche de viernes, como nos merecemos.
- �Todos relajados? � repiti� ella con su mente nublada y
medio perdida.
- S�, todos estaremos relajados, con excepci�n de este aqu� �
le dijo Ray, al tiempo que le tomaba una mano y se la colocaba sobre su pene,
haciendo que ella lo atrapara sobre su pantal�n y restreg�ndosela morbosamente
sobre el falo. Al mismo tiempo, hundi� su mano sobre la parte delantera de la
falda, h�bilmente introdujo la mano desde la parte superior de la tanga, la
desliz� hacia abajo sintiendo una vulva carnosa y con unos pelitos cortos y muy
suaves, y sin ning�n tipo de pre�mbulo le hundi� el dedo central dentro de su
h�meda vagina. Ella instintivamente hizo adem�n de retirarse, pero sin soltarle
el pene; Ray metiendo el dedo m�s a fondo y agarrando el resto de la vulva con
su mano extendida, la retuvo y comenz� un movimiento r�pido y circular dentro de
la vagina de Mariana, mientras volv�a a enredar sus lenguas en un fogoso beso.
Al lado de ellos, otra pareja los miraba embelesados intentando comprender si lo
que sus ojos ve�an a trav�s de las r�fagas de luces de flash, era en realidad
una mujer aferrada a la polla de un hombre, y siendo follada a dedo.
- Vamos a sentarnos � le dijo Ray
- Pero en la mesa est�n Caro y Andr�s!
- No te preocupes, ellos lo entienden perfectamente.
Sin terminar de entender las palabras, pero tambi�n sin ideas
coherentes dentro de su cabeza ni frases inteligentes para pronunciar, ella se
dej� llevar hasta la oscura esquina del fondo, donde en su mesa de c�modos
muebles acolchados los esperaban sus amigos.
EL COMIENZO DEL FIN:
Mariana nunca supo como comenz� lo que estaba sucediendo
cuando llegaron a la mesa, pues jam�s tuvo el valor de hablar con Carolina de lo
sucedido. Ray lo supo al d�a siguiente por boca de Andr�s, y a su vez le coment�
a su amigo como tambi�n hab�a logrado tomar ventaja de la ebria Mariana.
Ray la llev� hasta el sill�n que les correspond�a, enfrente
al de su pareja de amigos. Antes de que ella se acostumbrara a la oscuridad, �l
comenz� a besarla y a masajearle sus grandes pechos. Ella se resisti� un poco
intentando recordarle que all� estaban sus amigos, a lo que �l respondi�
indic�ndole por se�as y con una sonrisa en los labios, lo que estaba sucediendo
en el sill�n de enfrente. Andr�s estaba sentado de frente con las piernas
estiradas; junto a �l, sentada de medio lado estaba Carolina inclinada sobre las
piernas de Andr�s, aferrada con manos y boca a la verga que asomaba por el
zipper de los pantalones de su compa�ero. La cabeza de Mariana segu�a sin
razonar muy bien, mientras que la de Carolina sub�a y bajaba a un ritmo que
pocas consiguen mantener, devorando la polla de Andr�s, haci�ndola desaparecer
dentro de su boca cada vez que bajaba, y succion�ndola cada vez que sub�a. Todo
esto, acompa�ado de una masturbaci�n a dos manos, simultanea con el ritmo de la
mamada. Andr�s estaba bastante sereno, con absoluto control de la situaci�n y
tomando pausadamente otro trago de cerveza, mientras Carolina segu�a chupando
desesperada. La levant� un poco jal�ndola por los cabellos Mariana pudo ver la
mirada perdida de su compa�era, con signos de estar completamente borracha.
Andr�s le ofreci� un trago de cerveza y Carolina se levant� para tomarla, al
tiempo que miraba a la pareja de reci�n llegados, un poco sorprendida pero sin
el menor pudor.
- Te dije que no nos estaban extra�ando � le dijo Ray a
Mariana, pas�ndole un brazo por la espalda y otro por la frente, al tiempo que
le agarraba ambas tetas y se las apretaba.
- Que pena! � dijo Carolina, aunque su expresi�n demostraba
que no sent�a absolutamente ninguna.
- Tranquila Caro, ya he visto que en la pista Mariana tampoco
est� aguantando el calor � sonri� Andr�s.
Los hombres se miraban maliciosos, comprendiendo que las 2
chicas estaban completamente en su poder. Mariana, aunque ligeramente menos
ebria que Carolina, tampoco era consciente de sus actos. Por eso no supo en que
momento apareci� en escena el pene de Ray, sino hasta que �l la hizo inclinarse
sobre sus piernas igual que estuviera antes Carolina. Ella sin entender, pero
tambi�n sin resistirse, crey� que �l le restregar�a el rostro sobre la parte
delantera de su pantal�n, tal como hab�a hecho con su mano. La sorpresa fue
cuando sinti� una mano oblig�ndola a bajar m�s la cabeza, al tiempo que la punta
de una verga presionaba su boca. Simplemente la abri� y dej� el falo deslizarse
entre sus h�medos labios, y enseguida la mano tras su cabeza la oblig� a subir y
bajar a un ritmo r�pido, m�s r�pido que el que estaba acostumbrada cuando hab�a
chupado las pollas de sus novios de adolescencia, y sobre todo cuando chupaba la
de Javier, cosa que casi nunca suced�a porque aunque a ella le gustaba, su
prometido lo consideraba poco digno de una muchacha de bien.
Sigui� chupando solo con su boca, sin ayuda de las manos. Los
ojos permanec�an abiertos porque ella aun no comprend�a en su totalidad lo que
estaba sucediendo en ese momento. Se sent�a como en una pel�cula, o como en un
sue�o confuso. Ray le lade� la cabeza para incrustarle la punta de la verga en
un lado de la cara, y hacer que su mejilla se abultara por fuera con la forma de
la cabeza de la polla, oblig�ndola a quedarse est�tica en esa posici�n. En este
momento pudo ver como Andr�s se re�a burl�n de la gracia de su amigo, e
inmediatamente tomaba a Carolina que hab�a estado recostada con los ojos
cerrados, y de un jal�n la obligaba a inclinarse meti�ndole la verga en la boca
y haciendo la misma maniobra de incrustarle la cabeza por dentro de la mejilla y
dejarla ah�. En un fugaz instante, las mujeres cruzaron sus miradas ebrias y
perdidas, sin terminar de entender que no era un sue�o extra�o sino la realidad;
que cada una estaba inclinada con un trozo de verga de un compa�ero de trabajo
atravesado en la boca, mirando perdida a otra compa�era de trabajo que tambi�n
estaba con un trozo de verga atravesado en la boca.
Despu�s de seguir con sus vergas dentro de las bocas de
ellas, agit�ndoles las cabezas arriba y abajo durante un buen rato, Ray le dijo
a Andr�s:
- Vamos a foll�rnoslas!
- No creo que se pueda aqu�
- Claro que s�! � insisti� Ray � �quien va a vernos en esta
oscuridad?
- Yo no puedo! � atin� a decir Carolina � tengo que irme.
- T� te quedas un rato m�s, Caro. Tu marido debe estar
viajando aun � le dijo su compa�ero.
- No se puede follar con un pantal�n de jeans � dijo ella
ri�ndose tambaleante
- Pues te lo quitas, cari�o. Nadie se va a molestar.
- Vamos Mary - le dijo Ray a Mariana � qu�tate la tanga y
lev�ntate esa falda.
- No!, yo no puedo. Tengo novio.
- Y yo soy casado, as� que estoy peor que t� y no me preocupo
tanto.
Y sigui� la conversaci�n. Las pollas de los hombres segu�an
afuera, palpitantes, mientras ellas las masajeaban suavemente mientras
conversaban, casi sin darse cuenta. Tampoco se daban cuenta de que con el
transcurrir de los minutos, ellos segu�an suministr�ndoles fuertes cantidades de
alcohol y las hac�an seguir chupando las vergas, sac�ndoselas de sus bocas solo
para insuflarles otro trago de bebida.
LA LOCURA:
Hubo un instante en el que Carolina estaba embelesada
comi�ndole la verga a Andr�s, tragando hasta donde le cab�a. En una de su
bajadas, �l le empuj� la cabeza fuertemente hacia abajo oblig�ndola a trag�rsela
toda, con lo cual ella sinti� que la punta le llegaba hasta la garganta y tuvo
una peque�a arcada que la hizo levantarse a toser. En ese momento, mir� a la
pareja de enfrente y vio que mientras Ray segu�a sentado con la verga asomando
por el zipper al igual que Andr�s, Mariana estaba a su lado pero ahora
arrodillada en cuatro patas sobre la poltrona con la falda recogida sobre sus
caderas, las piernas ligeramente separadas y sin la tanga. Mientras ella
continuaba chupando a un ritmo acelerado, �l ten�a un brazo estirado sobre su
espalda y le estaba metiendo dos dedos en la concha, al mismo ritmo que ella le
mamaba la verga. Carolina se recost� en el sof� a beber un trago de cerveza y se
qued� mirando el espect�culo. Vio que Andr�s se levant�, se dirigi� al sof� de
enfrente caminando con la verga asomada por el pantal�n y se sent� detr�s de
Mariana; le hizo una se�a a Ray para que sacara sus dedos de la concha de su
compa�era, a lo que este los retir� risue�o. Andr�s encaj� dos dedos en la
concha de Mariana y empez� a meterlos y sacarlos a gran velocidad, al tiempo que
con la otra mano se masturbaba. Mariana intent� protestar, pero Ray le agarr� la
cabeza con ambas manos y la oblig� a chupar a mayor velocidad y con mayor
profundidad.
Carolina miraba a todos lados, pero en medio de su borrachera
comprendi� que los chicos hab�an escogido un lugar estrat�gico, pues nadie
pasaba cerca de ese rinc�n que adem�s era el m�s oscuro del lugar. Sigui�
bebiendo, sin percibir en que momento exacto los muchachos intercambiaron sus
lugares; solo percibi� un ligero intento de protesta de Mariana, pero igual que
hubiera hecho Ray, Andr�s le agarr� la cabeza y le clav� la verga en la boca sin
darle mayor tiempo de reaccionar. Entonces Ray se arrodill� detr�s de Mariana y
luego de darle unos brochazos con la cabeza de su verga sobre la raja de la
concha, la acomod� en la entrada y la meti� de un empuj�n. Carolina percibi�
como el rostro de Mariana se descompuso soltando la verga de Andr�s y girando la
cabeza hacia un lado, y entre la m�sica ensordecedora, pudo percibir un fuerte
lamento de su amiga. Ray se qued� quieto esperando que Mariana se calmara,
mientras que Andr�s intentaba acomodar la cabeza de la chica de nuevo frente a
su verga. Una vez que Mariana se acomod� a la nueva situaci�n, enderez� su
cabeza y solita volvi� a tomar la verga entre su boca, mam�ndola a un ritmo mas
lento. Detr�s suyo, Ray comenz� a foll�rsela a un ritmo lento, pero
embisti�ndola fuertemente cada vez que la clavaba. Carolina ve�a a su amiga
aumentar el ritmo de la chupada, al tiempo que Ray aumentaba el ritmo y la
fuerza de la clavada, haciendo brincar morbosamente las nalgas de Mariana en
cada nuevo empell�n. Estuvieron d�ndole verga por boca y concha en esa posici�n
durante un rato hasta que Ray se sali� y dej� a Mariana solo con la verga de
Andr�s en la boca, y moviendo las caderas como pidiendo m�s. Ray se acerc�
entonces a Carolina y sent�ndose a su lado la jal� por la parte de atr�s de la
cabeza y la acerc� a su cara.
- �Quieres seguir participando?
- No ... yo comenc� con Andr�s ... no soy una puta.
- �Y te parece que �l est� contigo?
- Tengo que irme!
- Ven nena ... solo un poquito.
- Es tarde ... mi esposo va a llegar a la casa.
- �Es verdad que est�s follando con el Gerente de Ventas?
- Solo dos veces � respondi� ella risue�a, sin comprender su
confesi�n.
- Ven ac� ... c�mete esto ...
Sin soltarle la nuca, Ray se recost� en la poltrona y la
inclin� sobre sus piernas. Ella sin oponer mayor resistencia, comenz� a mamarle
la verga. Not� que era mas gruesa que la de Andr�s, pero percibi� el sabor
diferente debido a los jugos vaginales de Mariana. Sigui� chupando con los ojos
abiertos y la cabeza ligeramente ladeada, para poder ver como Mariana se hab�a
sentado sobre Andr�s con las piernas apoyadas sobre los cojines, y de frente a
�l hab�a comenzado a cabalgar sobre la verga. Le parec�a mentira que fuera la
Mariana tan recatada de la oficina, la misma que estuviera clav�ndose su segunda
verga de la noche, despu�s de haberlas chupado las dos. Alcanz� a pensar que
deb�a estar muy borracha para hacer todo eso pues ella no era as�. En su cabeza,
le caus� gracia cuando cay� en cuenta que mientras cuestionaba mentalmente a su
amiga, ella tambi�n estaba comi�ndose su segunda verga de la noche, y aunque no
la estaban follando, tal vez una mujer casada chupando dos vergas era igual de
malo que una comprometida clav�ndose las mismas dos. La idea le caus� un poco de
risa mientras segu�a mamando sin pausa.
Pasaban los minutos, y en la mesa de enfrente Mariana se
sent�a en la gloria. Segu�a pensando que no era a ella a quien le estaba
pasando, as� que lo mejor era disfrutarlo sin preguntar nada. Andr�s le insinu�
que cambiaran de posici�n, y cuando ella se baj� para volver a ponerse en
cuatro, vio que mientras ella hab�a estado cabalgando sobre la verga de Andr�s
de espaldas a sus compa�eros, la acci�n tambi�n hab�a avanzado bastante por
all�. Recordaba haber visto a Carolina chupando la verga de Ray cuando ella se
subi� sobre la de Andr�s, pero no hab�a percibido cuando Carolina se hab�a
quitado el pantal�n de jeans. All� estaba su amiga casada, desnuda de la cintura
para abajo y acostada boca arriba sobre el c�modo mueble, abierta de piernas y
recibiendo las embestidas de Ray que acostado sobre ella la follaba fuertemente.
Solo entonces percibi� que los gemidos que escuchaba no eran parte de la m�sica
sino que era Carolina que chillaba. Parec�a que hace un rato estaban d�ndole
verga as�, pues Ray se la clavaba con mucha fuerza y muy r�pido, como queriendo
acabar. Mientras pensaba en esto, Mariana se acomod� en cuatro patas e
inmediatamente sinti� la verga de Andr�s que volv�a a clavarla. Era menos gruesa
que la de Ray, pero igual de fuerte cuando se la enterraban hasta el fondo.
Definitivamente, las dos vergas eran mejores que la de Javier.
El cuadro era espectacular. Las dos mujeres estaban siendo
folladas de una forma incre�ble. Mariana recost� su cara sobre el mueble
levantando completamente las caderas y dejando su mejor postura a disposici�n de
Andr�s, que desde atr�s segu�a embistiendo con fuerza como queriendo
atravesarla. Carolina acostada en el mueble, hab�a encaramado una pierna sobre
el espaldar y la otra la levantaba ayud�ndose a alzarla con su mano sujet�ndola
por debajo del muslo. Estaba completamente despatarrada, y Ray inclinado sobre
ella y apoyado sobre sus codos, tambi�n la taladraba inmisericorde.
Unos minutos mas tarde, Mariana no entendi� por qu� la hab�an
dejado vac�a por segunda vez, pero cuando no sinti� la verga de Andr�s se
incorpor� y vio que �l estaba con la pareja de enfrente. Ahora era Carolina la
que estaba en cuatro y Ray se hab�a sentado para que ella siguiera chup�ndole la
verga, dejando disponible la concha para que arrodillado desde atr�s, Andr�s la
clavara. Le estaban haciendo igual a como le hab�a hecho a Mariana unos momentos
antes. Mariana se sent� en la silla y se dedic� a ver como usaban a su amiga.
Vio que los muchachos ten�an un estilo similar para follar, embistiendo con
mucha fuerza, como queriendo partir a las chicas. Tambi�n pens� que Carolina
parec�a ser muy buena chupando verga, pues lograba hacerlo r�pido y a fondo, al
tiempo que los pajeaba. Mientras tomaba otra cerveza y ve�a el ritmo
desenfrenado y salvaje con el que se estaban follando a Carolina, pens� que sin
duda los dos chicos estar�an cerca de su eyaculaci�n. Sin embargo, de repente
Ray se levant� y cruz� de nuevo a la mesa de Mariana. Sin mediar palabra, le
empez� a desabotonar la blusa y muy h�bilmente se la quit�. Con la misma
rapidez, pas� los brazos por detr�s y le abri� el sujetador, quit�ndoselo de un
tir�n y las grandes tetas de Mariana saltaron libres. Ella se dejaba hacer sin
ning�n tipo de protesta, completamente abstra�da. Ray inmediatamente se abalanz�
sobre ellas y comenz� a chuparlas y a mordisquear los amplios pezones oscuros.
Se inclin� quedando de pie frente a ella y agarr�ndola por la cabeza en un
movimiento brusco, le volvi� a meter la verga en la boca y la oblig� a chupar a
un ritmo r�pido, como el de Carolina. Mientras chupaba la verga, Mariana sent�a
las manos de Ray amasando sus tetas por ambos lados y moviendo las caderas para
llegar hasta la garganta. La dej� chupar un rato y de pronto se la sac�, y de un
movimiento r�pido pero sutil, hizo que Mariana se acostara sobre el sof�;
entonces �l apoy� una pierna sobre el mueble pas�ndola por encima de ella, con
la otra apoyada en el piso. Descendi� y le coloc� la verga en el medio de las
tetas, agarr� las manos de ella y las llev� a las tetas, coloc�ndole una por
cada lado y haciendo que con sus propias manos, Mariana apretara la verga entre
las tremendas tetazas grandes y redondas, cubri�ndola y dejando aparecer solo la
cabeza, cerca de la barbilla de Mariana. En esa posici�n, sus pezones se ve�an
m�s grandes. Ray le dio el ritmo, para que ella comenzara a mover sus tetas
adelante y atr�s, en sentido contrario a las caderas de Ray, con lo cual estaba
masturb�ndolo con sus tetas. �l la agarr� por la parte de atr�s de la cabeza
haciendo que la levantara un poco y continu� foll�ndole las tetas un rato,
mientras ella desde su posici�n solo ve�a la cabeza de la polla aparecer y
desaparecer frente a su cara. De repente lo sinti� acelerar el ritmo y sac�ndole
la verga del medio de las tetas, comenz� a pajearse con su mano frente a la cara
de ella. Sin previo aviso, sendos chorros de esperma caliente comenzaron a caer
sobra la cara de Mariana. Ella intent� tapar con las manos y girar la cabeza de
medio lado, y �l dirigi� los pr�ximos sobre las tetas; con una mano le apart�
las de ella y dispar� dos veces m�s sobre su cara ladeada.
A Mariana nunca se le hab�an derramado en la cara y no supo
como sentirse, pero ya hab�a pasado. �l se chorre� abundantemente sobre su cara
y pechos, y despu�s le meti� la verga de nuevo en la boca e hizo que se la
limpiara. Mientras terminaba de chupar lentamente la verga de Ray que ahora
comenzaba a ablandarse, Mariana mir� hacia el frente y vio que Andr�s estaba
sentado de frente con las piernas separadas, y arrodillada en el suelo entre las
piernas de �l, Carolina le estaba haciendo una nueva mamada a una gran velocidad
y paje�ndolo con ambas manos. Justo en ese momento, Andr�s le agarr� la cabeza y
la oblig� a permanecer con la polla dentro de la boca, levant� las caderas y sus
gestos indicaron que deb�a estar eyaculando dentro de la boca de su amiga.
Despu�s afloj� la cabeza de ella, que sigui� chupando a un ritmo muy lento, y
Mariana entendi� que se la estaba limpiando, igual que ella acababa de hacer con
Ray.
LLEGANDO A CASA:
A las 11:00, dejaron a Carolina en la puerta de su casa. Las
luces estaban encendidas, por lo que supusieron que el marido ya estar�a en casa
y tal vez tendr�a algunos inconvenientes; as� que de forma muy responsable, los
dos muchachos dejaron a Mariana en el auto, se bajaron con Carolina y la
acompa�aron para explicarle al esposo que estaban celebrando el cumplea�os de
otro compa�ero de trabajo con algunos traguitos, pero nada m�s. El hombre
agradeci� el gesto de los buenos compa�eros y dio a su hermosa esposa un enorme
beso de bienvenida, mientras Ray y Andr�s se miraban maliciosos y esperando que
el tipo o percibiera ning�n sabor extra�o. El esposo de Carolina hizo una broma,
haciendo alusi�n al hecho de que ten�a una semana de no estar con su mujer, y
que aprovechando que ella estaba tan alegre, esa noche "se desquitar�a" en el
lecho matrimonial. Ray y Andr�s celebraron la broma, y ambos se excitaron con la
sola idea de saber que Carolina se iba a llevar su tercera verga en una misma
noche, como en efecto sucedi�.
De regreso, Andr�s se mont� en la parte de atr�s con Mariana
y mientras Ray dirig�a, la puso a que le hiciera una nueva mamada. Fue una
mamada r�pida y sin ning�n tipo de pre�mbulo; Mariana simplemente se dedic� a
mantener un ritmo fuerte y parejo con boca y mano, hasta que sinti� los chorros
de leche inundando su boca, se la trag� toda y limpi� la verga. Cambiaron de
posici�n y Andr�s dirigi�, mientras Mariana despu�s de tomarse otra cerveza,
volv�a a chupar verga, ahora la de Ray. Fue igual de r�pido y met�dico.
Al llegar a su direcci�n, Mariana se dirigi� tambaleante
hasta la porter�a del edificio donde quedaba su apartamento. Ya les hab�a
confesado a los chicos que su novio no estaba, por eso ellos no se tomaron el
trabajo de acompa�arla y se marcharon enseguida.
- Se�orita Mariana, nunca la hab�a visto en ese estado! �
coment� desde dentro de la garita de vigilancia el portero del edificio.
- Nunca hab�a estado as�, se�or Garc�a � respondi� ella.
- Est� usted bastante ebria!. El se�or Javier va a
preocuparse mucho si la encuentra as�.
- El se�or Javier no vendr� esta noche se�or Garc�a, y le
agradecer� si �l no se entera de que llegu� as�.
El hombre guard� silencio entendiendo que no deb�a meterse en
lo que no le importaba, pero para su sorpresa, la muchacha en su estado, lo
interpret� como un reto.
- Venga, se�or Garc�a ... si me promete que no le dir� nada,
le dar� ahora mismo la mejor mamada de verga de su vida!
- �C�mo dice?
- Por favor ... no le diga nada!. Gu�rdeme el secreto y sabr�
recompensarlo. Le aseguro que no se va a arrepentir de la chupada que le voy a
hacer. Soy muy buena...!
El hombre qued� perplejo ya que eso no ten�a nada que ver con
lo que �l estaba pensando cuando hizo su comentario, pero antes de decir nada
m�s, ya Mariana estaba arrodillada entre sus piernas intentando torpemente
sacarle la verga por el zipper del pantal�n; el viejo la ayud� a lograrlo, y
segundos despu�s ella se la estaba comiendo. Estaba completamente borracha y
nada pod�a detenerla.
A MANERA DE EP�LOGO:
Mariana y Carolina nunca volvieron a comentar el tema ni
entre ellas ni mucho menos con Ray ni Andr�s, y aunque las dos recordaban con
claridad todo lo sucedido, internamente cada una guardaba la falsa ilusi�n de
que el alcohol hubiera borrado la memoria de la otra. Jam�s volvieron a salir
juntas ni en ning�n grupo en el que estuviera uno de ellos dos, y tanto entre
ellas como hacia ellos, evitaron al m�ximo cualquier tipo de acercamiento en la
oficina. Ray y Andr�s siguieron con sus viernes culturales escogiendo v�ctimas
aleatorias, pero aunque algunas veces lograron algunas conquistas, jam�s
tuvieron otra experiencia similar a la de Mariana y Carolina.
Un mes despu�s Mariana se cas� con Javier, pero ninguno de
los compa�eros de aquella noche fue invitado al matrimonio. Solo con el se�or
Garc�a qued� obligada a seguir teniendo encuentros frecuentes debido a su propia
imprudencia aquella noche, pero afortunadamente para ella, el viejo nunca se
molest� en penetrarla y siempre se dio por bien servido con que ella se la
chupara y lo dejara llenarle la boca de semen. Cuando tuvo la oportunidad,
Mariana convenci� a su esposo para mudarse del edificio, y el se�or Garc�a
tampoco tuvo inter�s en seguirla chantajeando. A partir de ese d�a, finalmente
logr� serle fiel a su hombre.
Carolina, por el contrario, sigui� follando cada vez m�s a
menudo con su Gerente y tambi�n con uno de los obreros de la f�brica, aunque
ninguno de los dos sab�a de la existencia del otro. A ella se le hizo una
costumbre morbosamente excitante siempre que ten�a sexo en la calle, llegar a
casa y hacerlo tambi�n con su marido.