HISTORIETAS ENCANTADORAS DE UNA NENITA INOCENTE UNO
Susanita, absolutamente encantadora a sus diez y ocho a�os,
cabello largo entrelazado color casta�o, al que le hac�a coquetas trenzas que
contrastaban deliciosamente con sus ojos azules, nariz perfecta, parejos dientes
blancos y boca peque�a bellamente dise�ada de labios superiores como w
invertida, y carnosos labios inferiores enmarcados por su barbilla partida.
Su rostro hermoso le hacia juego a un cuerpo definitivamente
bien torneado, desde sus pies hasta sus orejas, pasando por su vientre plano que
delineaba una hermosa fila de bellitos quemados que part�an de su ombligo en
direcci�n a su vagina. El "Caminito de la felicidad" como ella los
llamaba. Contaba con una espalda recta y dividida claramente por su espina y dos
hermosas, redondeadas y duras nalgas encima de las cuales, picarones hoyuelos a
la altura de sus caderas de guitarra, se le formaban.
Ten�a las tetas peque�as, de puntiagudos pezones anhelantes,
que apuntaban como flechas hacia delante; quemada de tal manera, que marcaba
preciosa diferencia entre blancura y bronceado.
Esta mamacita divina, no necesitaba de ninguna� Cirug�a.
Hab�a perdido su virginidad en medio de una borrachera de
tequila, cuando un novio que no la quer�a, enga��ndola la llevo antes de estar
lista en su jeep descapotado, a un sitio lejano en donde despu�s de �l, sin
haberle preguntado, cinco amigos m�s, la ultrajaron en fila, sin darle la
oportunidad alguna de disfrutar enamorada su primera experiencia, cre�ndole de
por vida una confusi�n distorsionada sobre el sexo, al tiempo que le robaban
para siempre�. Su hermosa inocencia.
Al d�a siguiente de aquel ataque descarado y traicionero, en
su pueblo la trataron, como si fuera una perra regalada, as� mismo la miraban
las puritanas rezanderas que se persignaban y sal�an corriendo a su paso. Nadie
se percato que en realidad hab�a sido drogada y sobre todo, enga�ada, por una
mala elecci�n de su coraz�n enamorado. Los hechos se convirtieron en
insoportables oblig�ndola a irse sin aclarar las cosas, a donde una prima que
estudiaba en la capital.
Esta prima viv�a, en un cuarto en el cual una sola cama
cab�a, le llevaba seis a�os de edad; era libre pensadora feminista, estudiante
de filosof�a y quer�a comunicarle muchas cosas a su primita.
Le ense�o sin ninguna mala intenci�n, conociendo su
situaci�n, sobre todo en las noches fr�as, a obtener placer tierno y bueno; sin
dolores ni mentiras, pues ambas, debajo de las cobijas, abraz�ndose
cari�osamente y de mutuo acuerdo se proporcionaban� Calor.
Las cosas sucedieron sin premeditaci�n, cuando su prima que
era lesbiana reconocida, de aquellas que detestaban a los hombres, no se aguanto
las ganas de ense�arle a su reci�n llegada primita, mil formas de satisfacci�n
tranquila.
De manera suave, la cogi� de su cuenta para ense�arle, que no
todo lo que ten�a que ver con el sexo era fuerte y doloroso; mucho menos pat�n
ni grosero, sino todo lo contrario: Suave y placentero.
Susanita aprendi� agradecida de su prima, que en verdad la
quer�a y siempre con mucho cari�o la consent�a, lo que le permiti� disfrutar y
sacar partido de su sexo que enloquec�a por igual a hembras y machos de todas
las edades y condiciones, entendiendo r�pidamente el asombroso poder que entre
sus piernas tenia; sobre todo, cuando se negaba a satisfacer necesidades ajenas,
manejando las cosas a su antojo, haciendo solo lo que a ella complac�a, pues era
inteligente, de car�cter y aprendi� la lecci�n de su primera, perturbadora y
p�sima... experiencia.
Hab�a decidido que nunca m�s abusar�an de ella, as� le
costara la vida.
Aprendi� a conocer sin l�mites, ni prevenci�n alguna, los
placeres que le pod�a proporcionar su propio cuerpo, desde los dedos de sus
pies, hasta los movimientos que proporcionaba la brisa en su cabello suelto.
Estando sola o acompa�ada, supo disfrutar de su sexualidad; a encontrar su
belleza en el espejo; a complacer y ser complacida; a complacerse complaciendo y
a hacerle a una mujer, lo que so�aba que le hicieran a ella, sin in�tiles cargos
de conciencia.
Aprendi� que para obtener su propio placer, estaba dispuesta
a hacer lo que fuera.
En medio de todo, sab�a perfectamente que le faltaba una
pieza, algo irremplazable por m�s placer que otra mujer pudiera proporcionarle y
muy pronto�La encontrar�a.
Su �ltimo a�o de bachillerato, conoci� a un hombre que
llamaba su atenci�n bastante, sin que pudiera controlar lo que ese hombre 20
a�os mayor, en todo su interior mov�a. Se trataba de su profesor de educaci�n
sexual.
Su forma varonil y manera de expresarse le encantaban; por su
posici�n e inteligencia; nunca ve�a a las alumnas con ojos de deseo, sino con
aparente indiferencia, habl�ndoles espont�neamente, respondi�ndoles claramente y
sin misterio, sus preguntas, inspir�ndoles confianza.
En realidad, usaba mascaras como estrategias bien calculadas,
pues era mas bien pervertido y cuando le daban "papaya", siempre la aprovechaba
esperando los momentos m�s oportunos, aunque se cuidaba de hacerlo discretamente
o generando situaciones en las cuales a nadie conven�a formar un l�o, sabiendo
claramente a quienes s� y a quienes no, pod�a hacer parte de sus deseos.
El d�a del examen final el profesor eximio a los m�s
sabihondos, mand�ndolos para la casa con cinco en la materia, dejando
premeditadamente, a los m�s vagos e inquietos, los que hac�an chistes de doble
sentido, pero sobre todo, a los m�s cachondos.
Con el pretexto de analizar una pel�cula, los llev� al
teatro, lejano del resto de edificaciones en sesi�n de tres horas, que por
supuesto, no pod�a ser interrumpida.
Comenz� diciendo que era el momento de poner en pr�ctica lo
aprendido y que con confianza, deb�an ser ellos mismos; sin mascaras, aceptando
su sexualidad sin misterios, dejando florecer sus m�s oscuros deseos y d�ndole
desarrollo a sus sentidos.
En sesi�n secreta, el ejercicio consist�a en que todos
escogieran pareja ubicados frente a su respectiva mesa, apagando la luz mientras
cada video silencioso de diez minutos rodara, sintiendo al m�ximo la
experiencia, sin verse a las caras y sin tener pena, para luego decirles en
secreto a sus compa�eros lo que sintieron.
El lugar hab�a sido previamente acondicionado, con m�sica muy
suave de fondo, escogida y apropiada. En algunos puntos claves hab�an sido
dispuestas ciertas fragancias y esencias que aromatizaban el ambiente
generando�. Tranquilidad y confianza.
A Susanita le hubiera encantado escoger a su profesor como
pareja, pero se le adelanto una rubia divina, que por lo hermosa que era, nunca
se la hab�a llevado bien con ella, simplemente porque no estaba la rubia
dispuesta, a compartir con otra igual de hermosa, su liderazgo de a�os, por ser
adem�s, la m�s� "Tesa".
La m�s popular del colegio y que, por supuesto, quer�a
coronarse primero, al profesor que todas sus compa�eras deseaban y a las que su
sola presencia, excitaba.
Susana, muri�ndose de las ganas de aprovechar la oportunidad
que se le presentaba, sin haber estado con hombre alguno, en todo este tiempo
desde su primera y traum�tica experiencia, dese�ndolo m�s que nunca, opto por
cuadrar con un amigo suyo, que era marica, que cuando estuvieran a oscuras,
cambiaran de pareja, sin que nadie se enterara, quedando ella con su mejor
amiga, mientras que ese ni�o buscara al que frente a todos se las tiraba de m�s
macho.
Cuando el profesor apago la luz, les dijo:
Muchachos, hoy puede ser, la oportunidad mas importante de
sus vidas, un experimento cient�fico, en el cual dejaremos las caretas,
impedimentos y taras para comprobar al tiempo, que la sexualidad es inherente a
la naturaleza humana.
Sin misterios.
Todos vamos a sentir id�ntico: Al principio, temores y dudas,
despu�s�. ya nos daremos cuenta. Sin luz y sin vernos, daremos paso a todos
nuestros dem�s sentidos.
En este sitio que he pedido por tres horas, nadie puede
entrar y mucho menos, interrumpirnos; esta cerrado con llave y yo la tengo.
La luz no ser� prendida en ning�n momento, para tener
confianza y no sentirnos descubiertos. En igualdad de condiciones experimentando
por primera vez la misma experiencia que ser� positiva pues por algo los he
escogido. Disfruten pues, de este examen que nadie antes, lo ha perdido.
Mientras que puso a correr el primer video les dijo: "quiero
que sientan la presencia de su pareja; pongan atenci�n a su respiraci�n, su
aliento, su cercan�a y dejemos que ese miedito que sentimos en este momento, se
apodere de nosotros. Miedo de no saber exactamente que debemos hacer o dejar de
hacer. Venz�moslo, para permitir que nuestros cuerpos se muevan por puro
instinto, sin pensar demasiado, sin tener que hacer las cosas de un mismo modo,
sintiendo y dej�ndonos llevar con nuestras parejas, por los instintos; sin af�n,
paso a paso, muy lento, pues tenemos tiempo suficiente para sentirnos.
Desde ahora me quedare en silencio, es l�gico, que sintamos
nerviosismo y se oigan risas nerviosas entre otras cosas. El primer ejercicio a
partir de ahora es acercarse los cuerpos en completo silencio; sentirse al
tacto, el aliento, al o�do, dej�ndonos llevar libremente por donde indiquen
nuestros propios instintos".
Los estudiantes, entre nerviosos y deseosos, con sus
corazones acelerados, muertos de ganas de seguirle el juego al maestro,
queriendo experimentar sensaciones nuevas, sobre todo las de terapia en grupo,
estuvieron todos dispuestos a guardar el secreto de aquella sesi�n y hacer caso
a la sensual voz que los dirig�a a oscuras.
El profesor, se hab�a ganado en suerte a la m�s hembrita, que
lo escogi� como pareja. Aquella chica, era una rubia natural de cabello largo y
liso que llegaba a la mitad de su torso; sus trenzas, doradas enmarcaban su
rostro. Picarona y brillante, con carita de �ngel; tierna y dulce. Ojos azules,
nariz respingada y peque�a, al igual que su boquita bien delineada, que guardaba
sus dientes blancos de aliento fresco, y detr�s de ellos, una lengua puntiaguda,
rosada y larga con la que pod�a tocarse la punta de la nariz, sin esfuerzo.
Pecosita, en su rostro, hombros y por encima de sus peque�as
y respingadas tetas.
Alta y delgada, talla seis, piernas largas, bien torneadas,
tetas perfectas, proporcionadas, blancas de pezones trasparentes; vientre plano
y detallado, por el ejercicio diario, una cuquita mojadita y cerradita que
ocultaba un cl�toris rosadito, rodeada de bellitos casi blancos muy bien
cortados y sobre todo, unas nalguitas, paraditas, redonditas y duras que
semejaban a una manzanita cuando usaba jeans rojos, muy ajustados.
Sent�a ganas de que se la metieran por cualquier parte.
Cuando apagaron la luz, se hizo el silencio, oy�ndose la
respiraci�n entrecortada y el p�lpito de los corazones acelerados de todos los
que all� se encontraban, ninguno ve�a m�s all� de sus narices, pero sent�an muy
cerca las parejas con las que deseaban entrar en contacto.
Las ni�as llevaban su uniforme, camisa blanca y falda a
cuadros, rojos y negros, medias blancas hasta la rodilla y zapatos rojos. Los
hombres, jeans, id�ntica camisa con el escudo del colegio y zapatos negros.
Ninguno era virgen, m�s bien experimentados, pero ninguno
hab�a participado nunca, en una org�a.
La rubia divina de espaldas a su profe, busco su contacto,
hasta que lo encontr� con sus nalgas. Movi�ndose lentamente, las froto contra su
verga dura, mandando de una vez, sus manos a la bragueta; desaboton�ndolo,
metiendo sus dedos finos en medio de los jeans y los calzoncillos.
Al sentir que agarraba por fin, lo que tanto hab�a so�ado,
suspiro profundo y de inmediato, comenz� a mojarse.
El profesor sab�a que era ella, Natalia, la hembrita que
junto a Susanita, eran las mas divinas del colegio; de s�lo saberlo, su verga se
hincho de inmediato, poni�ndose m�s tiesa, dura y grande que nunca, sali�ndosele
la cabeza, del pantaloncillo.
Con su lengua h�meda, busco el o�do de su alumna y con su
aliento, la hizo ponerse arrozuda y le paro de punta todos los pelitos de su
cuerpo. Sin perder tiempo, meti� su mano derecha entre el sost�n entrelazando
sus dedos por el pez�n izquierdo, mientras ella, a�n de espaladas, agarraba con
sus dos manos aquella verga y le frotaba las huevas.
Tante�ndolas� Reconoci�ndolas.
Estuvieron sinti�ndose por algunos minutos, como sin duda en
ese momento, los dem�s participantes de aquel evento, con sus respectivas
parejas lo estaban haciendo, hasta que ella alzo su falda y el bajo sus
pantalones para restregar afanosamente su culito divino contra ese miembro
hinchado, sin que ning�n pedazo de tela se les interpusiera de obst�culo.
La atrapo, apret�ndola con sus nalgas como para que no se le
escapara.
Sintiendo ese culo divino que le estaban regalando, el
profesor se olvido del resto de la clase, y le meti� su mano izquierda en ese
co�ito apretado y mojadito, deseoso de que lo penetraran.
Haciendo que la hembrita recostara su torso boca abajo en la
mesa de en frente, a�n con sus pies en el suelo, el profesor se puso en
cuclillas y desesperadamente le paso la lengua h�meda varias veces por entre la
raja de las nalgas, hasta que no aguanto m�s y se la meti� en su apretadito hoyo
del culo, lo m�s dentro que pudo, haci�ndola soltar el primer grito de placer
puro, que se escucho en todas partes.
Inmediatamente la voltio, boca arriba y recost�ndola, encima
de la mesa le meti� la lengua en su vagina caliente y h�meda, recorri�ndola
palmo a palmo, palp�ndole suavemente el cl�toris y chupando sus bellitos, al
tiempo que masajeaba sus tetas peque�as, tomando con sus dedos sus pezones
erectos, como si estuviera cambiando la emisora de una radio.
Natalia se arqueo como una gata cuando el hombre le meti� la
lengua hasta el final del t�nel sin olvidarse de pasarla una y otra vez por
aquellas nalgas, sin olvidarse recorrer su vientre y el monte de Venus. La chupo
con apasionadas ganas y sin misericordia alguna, hasta que su cuerpo no resisti�
m�s y encantado al m�ximo, le regal� a su maestro un orgasmo.... Apote�sico.
Antes de acabarlo, el profe con la verga m�s dura que nunca y
sin perder un segundo, se la hundi� en el co�o, hasta la cabeza no m�s, la ni�a
ya no sab�a donde estaba, viendo estrellas por oleadas, sin embargo, de ser
estrecha y que lo que le estaban metiendo era como si no cupiera, en bombeos
suaves y repetidos hasta lo m�s profundo, y que no le hac�an da�o, por el
contrario, se puso toda lubricada, lo que el profesor aprovecho para levantarla
a verga de la mesa apret�ndola por la cintura con sus fuertes manos, al mismo
tiempo que sus huevas le golpeaban las nalguitas durante minutos que parecieron
horas enteras hasta que esta ni�a, que se sent�a partida, tuvo de nuevo otro
grandioso orgasmo, m�s fuerte que el primero, cuando ya se sent�an gemidos y
ruidos placenteros por todas partes del auditorio.
Susana por su parte, que por estar muy cerca no perd�a
detalle de c�mo su profesor se com�a a su compa�era, excitada al m�ximo, se
ocupo de su mejor amiga bes�ndola de arriba abajo logrando que tuviera tres
orgasmos, antes que la monita tuviera el �ltimo. Cumpliendo as� con ella, le
pidi� permiso y antes de que el profesor se derramara, se acerco agarr�ndole la
verga con una mano, al tiempo, que con la otra; cosquilleaba el co�ito mojado de
la monita dici�ndole en secreto a �l, que le permitiera estar con ellos, y
d�ndole un prolongado beso de lengua.
La monita que todav�a estaba viendo el cielo desmadejada en
la mesa, ni se dio cuenta, en que momento, Susana sin esperar un instante, le
meti� adentro toda su lengua, chup�ndole ese co�ito rubio, succionando y
trag�ndose todos sus jugos al tiempo, que met�a dos dedos en su boquita peque�a
para que los chupara mientras que se le ofrec�a toda, a su profesor de espaldas,
para que este le metiera su verga por donde fuera.
El hombre no pod�a creer que ten�a en frente a las dos
hembras que mas deseaba en la vida y sin pensarlo dos veces se la meti� a Susana
por el co�o hasta el fondo, sin hacerle da�o, porque se encontraba toda
lubricada y con solo sentirla, Susanita se vino, sintiendo el orgasmo m�s
prolongado de su vida y en medio de espasmos musculares y circulares, lanz� un
grito con su boca ocupada en el co�ito de la mona que esta sinti� adentro
haci�ndola venir al mismo tiempo y tener otros cuantos orgasmos mas .
Natalia agradecida, sabiendo ya que era Susana quien la
chupaba con tal pasi�n y delicadeza, la abrazo y atrajo hasta su boca para
meterle su lengua caliente hasta la garganta, mientras el profe terminaba de
com�rsela. Los jadeos, los sudores, los olores a esa hora embriagaban a todos
los que estaban en aquel sal�n y Susana acomod�ndose encima de la monita, se
puso de tal manera que ambas cuquitas se juntaron, refreg�ndose de manera que el
profe les dio a las dos, en turnos bien calculados hasta que llego el momento en
que no pudiendo aguantar m�s dio s�ntomas de venirse y Susana al percatarse de
ello, se afano en ser la primera en tragarse todo el semen de su maestro,
bajando r�pidamente, y arrodill�ndose en frente se meti� la verga hasta su
garganta, cerrando la boca para que no se le escapara nada.
Susana sinti� en su interior un temblor, que claramente
anunciaba la primera descarga, como si se tratara de un volc�n en erupci�n, al
tiempo que el profesor gritando, le descargo un chorro caliente de gran cantidad
de esperma densa y concentrada que se estrello contra la pared de su garganta.
Sac�ndose la verga un poco, sin dejar de apretarla con sus labios, sinti� la
segunda descarga en su lengua y por su boca que se inundo toda y sac�ndosela
completamente espero la tercera, masturb�ndolo con las dos manos, hasta que se
la boto en la frente, nariz y mejilla ensuci�ndole el cabello, para luego,
met�rsela nuevamente hasta la garganta, orde�ando a su profe por completo
mientras la verga perd�a tama�o y sent�a toda clase de orgasmos al ver que
Susana se tragaba encantada todo su semen sin que se desperdiciara nada.
Como gata golosa que no deseaba perderse aquel inusual
fest�n, al lado les cayo arrodillada, la monita que tambi�n quer�a y Susanita en
un gesto de compa�erismo, le introdujo su lengua en la boca, pas�ndose entre
ambas, la leche gustosas, cosa que recibi� la mona como agua en un desierto
pasando a su vez su lengua por todo el rostro de Susana recogiendo y
restreg�ndole a la vez lo que por ella chorreaba, trag�ndose las dos amigas ya
para toda la vida, lo que su profe les daba.
Desde ese instante, se volvieron inseparables compa�eras y
jugaron los mismos juegos sexuales, durmiendo donde la prima de Susana para
hacer tr�os de horas enteras de placer y conocimiento.
No demoraron mucho en notar que los dem�s andaban en lo
mismo, teniendo prolongados orgasmos al un�sono que uno tras otro se repet�an
haciendo eco por todo el sal�n inundado tambi�n y por supuesto, de
inconfundibles olores placenteros de la magn�fica combinaci�n de co�os nuevos y
semen fresco.
El profesor tomando el micr�fono, les dio el �ltimo aviso de
que este examen lo hab�an pasado todos y que la materia les quedaba en cinco,
todo un �xito y que ten�an cinco minutos para dejar de hacer lo que estuvieran
haciendo, para recuperar la compostura y encender las luces del habit�culo.
Cuando as� lo hizo, se encontraron todos medio desnudos y
medio vestidos, con sus cabellos sueltos y sudorosos de tanta excitacion y
ejercicio f�sico extremo, con sonrisas de j�bilo y picaronas miradas de placer
no reprimido, que los ten�an a todos felices de poder haber vivido en
complicidad, su primera org�a juntos.
Cuando salieron de all� con cara de ponqu�, Susana invito a
Natalia a su casa a recordar lo sucedido.
Las dos llegaron felices de haberse coronado al profe, cuando
el sol de la tarde, calentaba la cama a trav�s de la ventana.
Entrando y quit�ndose los zapatos se acostaron en la cama,
riendo alegremente por lo que hab�an hecho, pues no solo se hab�an coronado a un
hombre deseado durante un a�o sino que se hab�an por fin, vuelto amigas, y mas
que eso, confidentes de incontables secretos. Lo mejor de todo era que nadie en
el sal�n hab�a visto lo que hab�an hecho, y de ser as� ninguno pod�a
chantajearlas, por estar haciendo lo mismo, pues sin lugar a dudas, todos hab�an
disfrutado de aquel examen final como para jam�s olvidar.
Mir�ndose fijamente, a sus ojos azules, se dieron cuenta de
lo hermosas que ambas eran, y tomando la iniciativa Nattie a Susanita le dijo:
Susanita, debo confesarte, que cuando te vi llegar al
colegio, tan bella, me sent�, comprometida, pues ser la l�der del grupo me tomo
varios a�os y compartir con otra, tesa, sexto de bachillerato no me pareci� para
nada agradable.
Ahora me agrada decirte que siempre quise ser tu amiga y
despu�s de lo que hoy paso, quiero que t� y yo seamos como ninguna sin tener que
dec�rselo a ninguna, guardando nuestro secreto.
Susanita, le contesto: Hermosa m�a, tu eres la mas bella, lo
nuestro nos pertenece, nadie lo entender�a, no quiero perderte. Te deseo.
De medio lado en la cama. Sabiendo que nadie las
interrumpir�a, Nattie la abraz�, pasando su mano por las nalgas de Susana y ella
le correspondi�.
Levantando sus uniformes, ambas impacientes se esculcaron y
dese�ndose como ustedes, se dieron un tierno y prolongado.... beso.
Se abrazaron como perdon�ndose sus rivalidades anteriores, y
ambas se ayudaron a quitarse el uniforme, las faldas los brasieres, dej�ndose
�nicamente las bragas.
Juntaron sus pechos, sus tetas y sus pezones desnudos, en
medio de apasionados besos de lengua, restreg�ndose sus piernas contra las
bragas. Hasta que decidieron hacerlo todo sin olvidarse de... Nada.
Sus respectivas manos, se metieron dentro de sus respectivos
panties, h�medos de la pura delicia de estar juntas.
Hablando de todo lo que hab�a pasado se fueron excitando
hasta que sus co�itos tiernos se fueron poniendo mojaditos a tal punto que en
sus panties, una manchita deliciosa se fue desarrollando.
Entonces, solas, sin miedo y sin testigos, con todo el tiempo
del mundo, empezaron a jugar entre si con sus pelitos negros y rubios, se vieron
a los ojos, y comenzaron acariciarse y a darse besitos tiernos de medio lado se
dieron sus bocas suaves, calientes y h�medas, cerraron sus ojos y comenzaron a
sentir el encuentro de sus lenguas y el paso de la saliva que ya era mucha. Como
por instinto ambas buscaron sus co�itos, abarc�ndolos y a la vez tocando con sus
�ndices el cl�toris mutuamente deseado. Ambas quer�an sentir el delicioso sabor
de la otra, as� que inmediatamente hicieron un noventa y nueve, sin quitarse las
bragas, chupando los jugos vaginales que por ellas se infiltraban, trag�ndoselos
con muchas ganas.
Natallie ten�a una lengua tan larga que se tocaba la nariz
con ella; catorce o diez y siete cent�metros dispuestos por la vulva de su amiga
hasta que al final se la meti� toda
Ella respondi� de la misma forma meti�ndole todo su dedo en
el culo y ambas lo hicieron satisfaci�ndose hasta alcanzar juntas orgasmos
deliciosos que se gozaron mutuamente.
A Susanita ese y muchos otros encantadores encuentros con su
profesor y su amiga, le sirvieron para olvidar el mal momento y un poco el
resentimiento que guardaba adentro en contra de los muchachos que se las tiraban
de muy machos; comenz� nuevamente a interesarse en los hombres y poco a poco fue
cediendo ante quienes consideraban que eran aut�nticos y de una sola pieza.