Relato: La vecina que queremos tener Hola. Hoy voy a hablaros de mi vecina Cristina. Es la t�pica vecina que todos miramos con admiraci�n, que viste arreglada pero sin demasiados aspavientos, salvo una nochebuena que mientras sacaba el perro la vi salir del portal y casi no fui capaz de saludar.
Cristina tiene en torno a los 30 a�os, medir� alrededor de 1�70, es morena, pelo largo, ojos casta�os, cuerpo modelado por el gimnasio y con un car�cter algo introvertido, ya que cuesta sacarle las palabras cuando te la encuentras en el descansillo.
Yo sab�a, o al menos intu�a, que no ten�a novio porque en su apartamento, que est� frente al m�o nunca vi entrar un chico, aunque si alguna amiga. Yo ten�a frecuentes fantas�as con ella aunque llegu� a pensar que era lesbiana.
Recuerdo que empec� a fijarme en ella el verano pasado en la piscina de la Urbanizaci�n. Ella llegaba del trabajo, se pon�a el bikini y se sub�a a casa en cuanto dejaba de dar el sol. Alguna vez cruce palabras con ella diciendo que se iba a tostar demasiado y ella sonre�a y dec�a algo con timidez.
Durante el verano, me asomaba a la ventana solo para verla y en alguna ocasi�n me salud� pero poco m�s. As� que pas� el verano y dej� de disfrutar de su visi�n m�s sexy.
Poco antes de navidades tuve una lesi�n de rodilla jugando al baloncesto y me diagnosticaron un esguince bastante fuerte, por lo que tuve que empezar a hacer rehabilitaci�n. Para apoyar dicha rehabilitaci�n empec� a bajar al gimnasio de la urbanizaci�n al cual se entra desde mi portal. Empec� a ir por la noche pero se me hac�a muy tarde y hab�a demasiados vecinos, as� que decid� ir a mediod�a.
Mi sorpresa fue coincidir con Cristina, la cual aprovechaba el descanso de mediod�a de su trabajo para ir a comer a casa y hacer una hora de ejercicio.
Me encantaba verla correr en la cinta y como hacia ejercicio en la m�quina de pesas pero sobre todo me encantaba verla hacer estiramientos. Siempre llevaba ropa adecuada a los ejercicios y claro, al verla por detr�s se marcaba la ropa interior. Yo mientras hac�a ejercicios de fortalecimiento de la rodilla y al estar sentado pod�a disimular como sub�a mi excitaci�n.
Fue entonces cuando empezamos a hablar un poco m�s. Me enter� que trabajaba en una Oficina de una empresa de Seguros como directiva de atenci�n internacional y que sab�a Ingl�s, Franc�s e Italiano, que hab�a tenido un novio al cual le molestaba que ganase m�s dinero que �l y que se mudo de piso para dejar de estar bajo el ala de sus padres.
Un d�a mientras ella corr�a y habl�bamos me dijo que al terminar de correr iba a relajarse a la sauna antes de subir a su casa a comer. S�lo con imagin�rmela en la sauna me puso a cien y se lo dije. Ella se ech� a re�r de una manera p�cara pero no me dio la impresi�n de que deseara que yo la acompa�ase. Tambi�n sab�a que yo estaba casado y tengo un ni�o y aunque me excitase la situaci�n no quer�a echarlo a perder por un calent�n. El caso es que se meti� en la sauna s�lo con una toalla y yo s�lo disfrute de su vista cuando entraba en la sauna y cuando sali�. Luego se duch� y cuando sali� se hab�a cambiado de ropa deportiva.
Segu�amos d�a a d�a vi�ndonos en el gimnasio y yo la tiraba piropos pero sin ninguna malicia hasta que dej� de ir al gimnasio porque ya estaba bien de la rodilla. Eso s�, abr�a la puerta para salir de casa cuando ella llegaba porque quer�a seguir admir�ndola.
Y entonces lleg� el verano. Como he dicho en la Urbanizaci�n hay una piscina de moderadas dimensiones y a mi me gusta nadar as� que al llegar a casa me hac�a un s�ndwich y bajaba a hacerme unos largos. Me gusta nadar pero no tomar el sol as� que busco zonas sombreadas para leer un libro hasta que llega la hora de ir a por el ni�o a la guarder�a sobre las 5 de la tarde.
La primera semana s�lo est�bamos cuatro o cinco personas a las horas centrales del d�a siendo m�s tarde cuando se llena la piscina motivo por el que me gustaba estar a esas horas. Se nada mejor y se lee mejor porque nadie molesta.
A partir de la segunda semana volv�a a ver a Cristina. Apareci� de improviso y me saludo preguntando si se pod�a poner a mi lado. Yo le dije que por supuesto que pod�a pero que me extra�ara que no cogiera otro sitio porque ah� daba la sombra enseguida. Me inform� que los primeros d�as prefer�a que su cuerpo se acostumbrara poco a poco a los rayos de sol y ese era el sitio ideal.
Estiro su toalla, se sent� en ella y se descalz� las sandalias, se empez� a quitar la camisola que le llegaba por encima de las rodillas y pude ver un bikini negro precioso. Lo que mas me gustaba era como realzaba su pecho y l a parte de abajo que se ataba a los laterales con una cuerda dejando al descubierto la piel.
Sac� la crema solar y empez� a ech�rsela por las piernas y los brazos, luego los hombros y su barriga. Yo la observaba mientras segu�a leyendo. Cuando empez� a echarse crema en la espalda vi que le costaba un poco pero como no me dijo nada yo no me ofrec�. Adem�s estaban algunos vecinos y no quise dar que hablar.
Al d�a siguiente, volvi� a aparecer esta vez con un bikini tricolor y esta vez al estar solos en la zona de c�sped me ofrec�a echarle en la espalda. Me limite a masajearla sin meterme en ning�n berenjenal aunque reconozco que estaba bastante excitado.
Para bajarme la hinchaz�n me fui al agua y me hice unos cuantos largos. Al salir yo ella se fue al agua, cosa que me llam� la atenci�n porque desde que la conozco no la hab�a visto meterse en el agua y s�lo hab�a visto que se remojaba ligeramente en las duchas. Cuando me cruce con ella me dijo que iba a nadar un poco y luego se subir�a a casa. Al salir al poco rato tuve la sensaci�n de ver a Raquel Welch saliendo de la playa en aquella pel�cula de James Bond y al llegar a mi lado empez� a ponerse la camisola y para no mojarla en exceso se quit� la parte superior del bikini como s�lo saben hacer las mujeres, esto es, sac�ndoselo con la prenda superior puesta sin que se vea nada, pero claro, ella estaba mojada por lo que al momento se le trasparent� la zona del pecho pudiendo observar que sus pezones estaban erectos.
Seg�n se marchaba me dijo que me esperaba en su apartamento y se march� contoneando su cintura. Yo no sab�a que hacer pero recordaba una situaci�n que me pas� cuando trabajaba en Ibiza en la que en una ocasi�n dos chicas se desnudaron en la piscina y yo estaba en la terraza del apartamento y me invitaron a unirme y yo no lo hice. A�n me sigo arrepintiendo as� que esta vez dej� pasar un tiempo prudencial y cog� mi toalla, mis libros y mi ropa y con el ba�ador mojado me met� en le ascensor. Al salir del ascensor en la planta donde vivo ya se me hab�a pasado el calent�n pero su puerta estaba entreabierta por lo que llame con los nudillos y empuj� la puerta. Ella sal�a de la terraza donde acababa de tender su camisola mojada y se me present� en un topless espectacular. Cerr� la puerta de la casa y dijo que ser�a necesario quitarse la ropa mojada porque se fastidiaba el parquet, se�alando mi ba�ador y acto seguido el suyo. Yo me acerque con una erecci�n marca de la casa y le dije que si quer�a que le quitar el suyo y sin esperar respuesta tire del cordel del lateral cayendo al suelo.
All� estaba Cristina desnuda delante m�a y mi ba�ador a punto de estallar. Ella se agach� y empez� a bajarme el ba�ador. Cuando lo tuvo en sus manos lo sac� a la terraza y tendi� las dos prendas mojadas. Me excito much�simo verla salir a la terraza desnuda sin importarle si la ve�a alg�n vecino. Yo estaba seguro de que alguno la ver�a porque era un mujer digna de ser espiada, aunque salga en ch�ndal a regar las plantas.
Cuando entr� pude admirarla desnuda. Sus curvas eran espectaculares, sus pezones estaban erectos y ten�a recortado el vello del pubis. En la cintura en la parte que tapa el bikini ten�a el tatuaje de una pitufina que fue el remate para que me acercara a ella a abrazarla. La agarr� de la cintura pegando mi cuerpo al suyo por lo que debido a mi altura mi polla quedaba a la altura de su ombligo y tuve la sensaci�n de que al rozar dicho ombligo ya estaba foll�ndola. Sus pezones estaban dur�simos y yo empec� a pasar mis manos acariciando su espalda hasta el cuello. Empezamos a besarnos con ardor notando como su lengua acariciaba la m�a. Agarr� sus nalgas y la alc� y ella entrelaz� sus piernas alrededor de mi cuerpo para facilitarme la labor. Le pregunt� donde la llevaba y me se�al� su habitaci�n donde la dej� caer en la cama y abriendo sus piernas empec� a lamer su cl�toris acariciando sus labios alternativamente con mis dedos. Met�a mi lengua en su interior y para profundizar agarr� con ambas manos sus nalgas y lo atraje hacia mi. Mi lengua entraba y sal�a y de vez en cuando besaba y pasaba la lengua por la uni�n de sus piernas y su cadera. Lam� a la pitufina y pase mi lengua por debajo entre la uni�n de sus dos agujeros. Mi dedo se introdujo en su culo previamente mojado sin meterlo excesivamente. Yo tem�a correrme con mucha facilidad por lo que decid� hacerla disfrutar con mis dedos y mi lengua lo m�ximo posible oyendo como jadeaba y como se iba mojando su vagina. Notaba el temblor de sus piernas y escuchaba sus suspiros con lo que me sent� satisfecho de darla placer. Yo quer�a que valiese la pena nuestro encuentro porque adem�s dudaba que se repitiera.
De repente ella se incorpor� sent�ndose al borde de la cama y sin previo aviso agarr� mi polla y se la meti� en la boca hasta el fondo. Me pill� de sorpresa e incluso me hizo da�o pero ver como me la chupaba con desesperaci�n hizo que el dolor pasara. Estuvo un rato lami�ndolo por todas partes sobre todo en la zona del prepucio y de repente dijo: �Que ganas de tenerlo en la boca. Estoy dese�ndolo desde el d�a de la sauna que me fij� como se te pon�a cuando dije que me met�a en la sauna�. Yo sab�a que si segu�a a ese ritmo me correr�a en su boca y lo que deseaba era poseerla de todas las formas posibles, por lo que la separ� de mi entrepierna y la puse de pie en la cama para besarla nuevamente y despu�s empec� a morder sus pezones. Volv� a tumbarla en la cama separ� sus piernas y poco a poco empec� a introducir la polla en su co�o. Me cost� un poco porque aunque estaba mojado era estrecho pero una vez que hizo tope se abri� bien. Empec� a bombear y ella nuevamente hacia presa con sus piernas por lo que no pod�a sacarla. Baje el ritmo haciendo penetraciones profundas pero pausadas a fin de retrasar el correrme. Cada cierto tiempo ella se incorporaba ligeramente con intenci�n de juntar nuestras lenguas y yo paraba para sentir su boca.
En uno de esos parones la saque gir� su cuerpo pegue un lamet�n y un mordisco en su nalga y la puse a cuatro patas. Se la introduje desde atr�s no cost�ndome nada porque ya estaba muy lubricada y as� segu� un tato acariciando sus nalgas, su espalda, besando cada cent�metro de su columna y jugando con sus pechos que se mov�an al ritmo de mis embestidas. En un momento dado par� e intente introducirlo en su culo, pero estaba muy cerrado, dej� caer un poco de baba en su culo y con el dedo gordo empec� a lubricarlo. Ella jadeaba de placer pero me pidi� que no se lo metiera por ah� por lo que desist�. Entonces me tumb� yo y la ped� que se pusiera sobre mi.
Esta es la posici�n que m�s me gusta ya que desde ah� controlo el cuerpo de mi compa�era, adem�s de que se introduce m�s profundamente y mientras llevo el ritmo agarrando sus nalgas puedo besar y lamer sus pezones. Cristina estaba disfrutando como hac�a mucho que no lo hac�a. Cuando ya se hab�a corrido un par de veces y llegando a la tercera yo not� que no aguantar�a m�s y se lo dije.
Se descabalgo de m� y en ese momento empez� a masturbarme con su boca, pegando alternativamente lametones y besos con los labios hasta que empez� a salir la leche que fue a parar a su cara y a su boca. Cuando dej� de correrme ella pas� la lengua por los goterones que hab�a sobre mi cuerpo limpi� su cara con una toallita que hab�a junto a la cama. Se tumbo sobre mi y me bes� notando el sabor de mi semen en su boca. Acarici� su cabello y sus mejillas, bes� su cuello y le dije que me ten�a que ir a mi casa. Cog� mis cosas y sin ponerme el ba�ador porque me excitaba el hecho de salir desnudo Sal� de su casa atraves� el descansillo abr� mi puerta y entre. Cuando cerraba la puerta vi que Cristina me sonre�a desde la suya totalmente denuda gui��ndome y tir�ndome un beso.
Desde entonces lo hemos hecho otras cuatro veces siempre aprovechando la ausencia de vecinos en la planta y cuando mi mujer iba a llegar tarde y siempre en su casa.
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Relato: La vecina que queremos tener
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