Relato: La masajista. Hac�a tiempo que estaba muy estresada y ten�a una contractura en el cuello. No pod�a entrenar hasta que se me pasara la contractura, as� que decid� contratar un masaje en el spa de un hotel muy conocido en mi ciudad. Era bastante caro, pero quer�a un buen masaje.
Lo cog� para esa misma tarde y me esper� en una cafeter�a hasta que se hizo la hora.
Entr� al cambiador, me desnud� y me puse el albornoz. Entr� a la habitaci�n donde me iban a realizar el masaje y me estaba esperando una chica bajita y morena muy guapa. Al verla me sonroje. Era la primera vez que me hac�a un masaje y no sab�a como iba la cosa.
La masajista estaba de espaldas y no me escuch� entrar as� que la salud� y me present� d�ndole dos besos.
-Hola, �qu� tal? Me llamo Cristina.
-Hola, Soy Mar�a, su masajista. Por favor, qu�tese el albornoz y p�ngase boca a bajo en la camilla. En seguida la tapo con una toalla.
Dijo ella bastante sonrojada por la situaci�n.
Obedec� sabiendo que quiz�s, probablemente, me hab�a excedido d�ndole dos besos, pero me gust� nada m�s verla. Se gir�, me quit� el albornoz y me tumb� desnuda boca abajo en la camilla.
Ella vino y me tap� con una toalla. Se ech� aceite en las manos y empez� el masaje, de abajo arriba. Empezando por los pies.
La dije que se centrar� sobretodo en el cuello, por mi contractura, pero ella sigui� a lo suyo como si no me hubiera o�do.
Ten�a unas manos m�gicas.
Me sent�a algo incomoda. Sonaba un hilo de m�sica pero sin conversaci�n, siempre me siento inc�moda. Esper� a ver si ella entablaba alg�n tipo de conversaci�n, pero dado que ni siquiera me hab�a contestado, dud� mucho que fuera a empezar a hablar.
Sigui� con el masaje, subiendo por las piernas, me sent�a genial, aunque estaba bastante tensa por el hecho de que la masajista me atra�a f�sicamente y la incomodidad de estar calladas.
Empez� a subir por los muslos, acerc�ndose peligrosamente a mi zona cero.
Estaba muy caliente. Sent�a como cada vez estaba m�s cerca de mi sexo y sabiendo que no iba a pasar nada.
-�Se encuentra bien? La noto muy tensa... rel�jese por favor y disfrutar� infinitamente m�s del masaje.
Esta vez fui yo la que no la contest�.
Intent� relajarme sabiendo que no iba a pasar nada.
Sigui� por los muslos con esas manos m�gicas. Estaba completamente relajada y a punto de dormirme.
Sent� como su mano pas� r�pido rozando mi sexo. Me sonroje r�pidamente, pero ni me mov�, ni me puse tensa. Quer�a que siguiera y quiz�s solo fue un accidente.
Sigui� masajeando mis muslos y volvi� a tener otro "accidente", pero �sta vez pasando mucho m�s despacio. Yo segu�a sin moverme. No sab�a si Mar�a lo hac�a queriendo o no, o si pensaba que me hab�a dormido.
Pas� a mi espalda y cuello.
-�Est� bien est� presi�n?
No contest�. Quer�a que pensar� que estaba dormida para ver como reaccionaba.
Sigui� masajeando mi espalda y ni cuello. Retir� la toalla y pas� a mis nalgas. Empez� a bajar por mi sexo, pasando sus dedos suavemente por mi sexo, de arriba a abajo y viceversa. Una y otra vez...
Hice un leve movimiento de placer y en seguida pos� sus manos nuevamente en mi espalda.
-No... por favor, contin�a.
La chica, apart� sus manos de mi por unos segundos, como pensando, �que estoy haciendo? No reaccionaba, as� que decid� darme la vuelta y de paso quitar la toalla.
Me incorpor� mir�ndola a los ojos. Estaba muy sonrojada.
-Mar�a, por favor, sigue... tienes unos dedos m�gicos...
La dije mientras le acariciaba los p�mulos y el cuello y acerc�ndola, poco a poco hac�a mi.
Me miraba desconcertada. Estaba a cent�metros de m� y no pude aguantar. Me acerqu� a ella y le di un beso en los labios. Ella se apart�. Me mir� a los ojos estando separadas por mil�metros, y me volvi� a besar. Me acerqu� a darle un peque�o mordisco en la oreja y le susurr�:
-Hazme tuya...
Eso la activo de nuevo. Me tumb� en la camilla e hizo que mis pechos fueran s�lo suyos, bes�ndolos, lami�ndolos, mordi�ndolos e incluso haci�ndome varios chupetones.
Hac�a tiempo que no encontraba a una chica tan fogosa como ella. Me estaba haciendo disfrutar much�simo.
Bes� cada cent�metro de mi cuerpo hasta llegar a mi cadera, donde fue intercalando besos y mordiscos hasta llegar a mi cl�toris. Se puso a lamer mi cl�toris dando peque�os c�rculos. Empec� a soltar leves gemidos, y r�pidamente sali� de entre mis piernas, se puso de espaldas a mi cogiendo algo, se volteo y vino hac�a mi.
Mar�a, se qued� mir�ndome varios segundos, acarici�ndome con una mano la cara y el pelo.
-Cris, no puedes hacer ruido o nos pillar�n...
Me dio un beso muy tierno en los labios y me dio una peque�a toalla de manos toda estrujada por si fuera necesario que me la pusiera en la boca. Y volvi� a bajar entre mis piernas.
Estaba tan mojada, que notaba como mis flujos sal�an de dentro de mi. Ella pas� su lengua por mi rajita, lami�ndolos todos para ella.
Me meti� un dedo de golpe. Lo met�a y lo sacaba. Tuve que morder la toalla. Estaba a punto de empezar a gemir.
Saco su dedo por completo, y meti� dos de golpe, mientras me hac�a retorcerme de placer con su lengua en mi cl�toris. Sigui� con el mete-saca de sus dos dedos dentro de mi. Mi espalada se arqueaba de placer, no pod�a aguantar m�s, estaba a punto de correrme con un gran orgasmo.
-Voy a correrme Mar�a.
Sac� r�pidamente los dedos y meti� tres meti�ndolos y sac�ndolos con m�s �mpetu que antes. Sent�a como absorb�a entre sus labios mi cl�toris y dentro de su boca, su lengua jugaba �l. Lo solt� y lo mordisqueo leve mente.
Estaba a punto.
Puse mis manos en su cabeza, atrai�ndola hac�a mi sexo. Mi cuerpo convulsionaba de placer, mi espalada permanec�a arqueada, mis piernas se cern�an sobre ella, y de fondo se escuchaban mis gemidos omitidos por la toalla que permanec�a mordida en mi boca.
Al terminar, Mar�a se qued� entre mis piernas, lamiendo y besando cada mil�metro de mi sexo. Sac� los dedos de dentro de mi. Se acerc� a mi, d�ndome un beso corto.
La cog� la mano y la lam� esos tres deditos m�gicos que me hab�an hecho tener uno de los mejores orgasmos de mi vida.
Cogi� una nueva toalla y la pos� sobre mi. La hora del masaje ya hab�a terminado.
Me levant� de la camilla dejando la toalla en ella. Me acerqu� a Mar�a, que miraba mi cuerpo desnudo con ganas de m�s. La bes� con pasi�n y me acerqu� a su o�do.
-Gracias por �ste gran masaje, Mar�a... me has regalado uno de los mejores orgasmos de mi vida. La semana que viene, vendr� a darme otro masaje y esta vez, ser� yo la que est� entre tus piernas...
Le di un peque�o abrazo, y un par de besos cortos mientras mis manos recorr�an despacio su cuerpo, tanteando un poco el terreno, y me desped� yendo hac�a el cambiador, hasta la semana que viene que vuelva a por el segundo masaje.
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 66
Media de votos: 7.74
Relato: La masajista.
Leida: 21833veces
Tiempo de lectura: 8minuto/s
|