Por mi condici�n de profesor sustituto de primaria y por la
sociedad aun un tanto machista en la que nos toca vivir, afortunadamente para
mi; he tenido la suerte de conocer a muchisimas mamas de alumnos de diferentes
centros en los cuales he trabajado. Con algunas de ellas he tenido autenticas
fantas�as er�ticas, pero nunca reun� el valor suficiente para ir mas all� de
esas fantas�as, hasta hace bien poco.
Todo comenz� en Navidades. Como en muchos otros centros, la
escuela que es muy peque�a, organizo una peque�a fiesta para los ni�os y sus
padres. Pocos fueron los padres que acudieron por no decir ninguno y bastantes
las madres.
Y de entre todas las mamas destacaba una, una mama de unos 35
a�os, rubia y de ojos claros con un impresionante trasero acentuado aun mas con
sus ajustadisimos pantalones vaqueros y que se paso pr�cticamente toda la fiesta
a mi lado, tan alado que en mas de una ocasi�n tuve el agrado de rozar aquel
imponente trasero con mi mano y observar la silueta espl�ndida que marcaban sus
estupendas tetas a trav�s del amplio escote de su desabrochada camisa.
A partir de aquel d�a comenc� a sentir la necesidad de verla
todos los d�as. Desde la ventana de mi aula la ve�a pasar casi todos los d�as y
el d�a que no tra�a a su hijo sent�a su falta, la observaba sin que ella
sospechara y el gesto diario de sacarse las braguitas de la raja de su trasero
con los dedos antes de que se metiera en el coche me pon�a a cien y en un
compromiso pues mi pene se llenaba de deseo y el bulto en mis pantalones era
ostensible.
As� estuve meses y meses, dese�ndola a escondidas,
imagin�ndome fantas�as sexuales y pel�ndomela una y otra vez recordando su gesto
diario asta que decid� que no pod�a dejar pasar la oportunidad de poder tener
una aventura con alguna mama y que para jug�rmela que mejor que jug�rmela con
semejante mujer. No sabia cual podr�a ser su reacci�n, la de callar o la de ir
corriendo donde su marido o donde el director del centro y cont�rselo lo que me
acarrear�a posiblemente serios problemas.
No tuve el valor suficiente de dec�rselo a la cara pues su
posible reacci�n negativa me asustaba y por ello despu�s de terminar mi trabajo
en aquella escuela, opte por mandarle una nota tras haber hurgado anteriormente
en los ficheros del centro y conseguir su direcci�n.
Era una nota de tono rom�ntico para suavizar la situaci�n, le
contaba como hacia tiempo que observaba su belleza desde la ventana de mi aula y
lo mucho que me apetec�a charlar con ella en alg�n lugar tranquilo para poder
expresarle mis sentimientos. Le di el numero de mi m�vil y le dije que me
llamara si aceptaba el convite.
La verdad es que nunca pense que aquella mama se molestar�a
en llamarme. El paso ya estaba dado no hab�a marcha atr�s, lo �nico que pod�a
hacer era esperar y desear con todas mis fuerzas que llamara. Al de unos meses
de que yo mandara la carta, en una soleada tarde mientras me dirig�a del trabajo
a casa, son� el m�vil. No imagine que tras aquella llamada se encontraba la
dulce voz de aquella mama, ni que me estuviese proponi�ndome vernos pues se
sent�a extra�ada por la carta pero a su vez halagada de que alguien a quien ella
no conoc�a se interesase por ella.
Tras varios d�as y mas llamadas que poco a poco fueron
subiendo de tono quedamos en un lugar realmente tranquilo algo separado del
pueblo para que nadie pudiera molestarnos. El d�a se�alado acud� al lugar
nervioso pero muy contento, no sabia lo que saldr�a de aquella cita, pero yo iba
a hacer todo lo posible para que mi fantas�a se cumpliera. Nunca podr� olvidar
aquella tarde, estaba radiante, con sus ajustadisimos pantalones vaqueros y una
camiseta que moldeaba su figura y sus hermosas y redondeadas tetas que estaban
muy tiesas.
Comenzamos a hablar tranquilamente. En un principio la
conversaci�n estaba resultando un tanto distante y fr�a. Ambos hab�amos acudido
a la cita un tanto asustados de lo que de all� pod�a surgir. Le cont� lo que
sent�a y ella me cont� lo que le hab�a parecido todo esto. Me dijo que se sent�a
halagada de que todav�a fuera atractiva para los j�venes y que amaba a su marido
aunque �ltimamente no se sent�a satisfecha pues su marido no cumpl�a como tal.
Fue entonces cuando le comente que estaba dispuesto a suplir esa carencia y si a
ella nunca se le hab�a pasado por la cabeza mantener una relaci�n fuera del
matrimonio. Ante la contestaci�n de que alguna que otra vez ha sentido el deseo
de probar, la agarre de la mano y acerque mi boca a la suya para besarla. Ella
no rechazo la invitaci�n, cerro los ojos y recibi� a mi boca y a mi lengua que
se fundi� con la suya.
Mientras la com�a a besos una de mis manos se dirigi� a aquel
trasero que tantas veces hab�a admirado desde la ventana, mientras que la otra
opto por comenzar a masajear sus senos. Tenia entre mis manos a la mujer que mas
hab�a deseado �ltimamente y mi pene no pod�a esperar, apretaba con fuerza mi
pantal�n y comenzaba a dolerme. Estaba ansioso, sabia que tenia que ir despacio,
sin forzarla pues pod�a encontrarme con alguna reacci�n que no deseara. Pero el
tiempo apremiaba y comenzaba a perder la calma, la deseaba tanto que no pod�a
dejarla marchar sin llegar al final, deseaba follarla sin perder mas tiempo.
Mis manos se dirigieron a los botones de su camisa para
soltar todos los botones uno por uno mientras mi lengua se introduc�a en su boca
para anudarse con la suya. Una vez desabrochados todos, el turno fue para sus
pantalones, a menos botones menos tiempo para dejarla en ropa interior. Aquel
trasero que tanto hab�a deseado, lo tenia �nicamente cubierto por una braguita
de encajes, por una braguita que mis dedos serian los que se la sacaban
dulcemente. Por otro lado tambi�n me causaron una buena impresi�n aquella tetas
que a pesar de haber tenido dos hijos segu�an estando firmes y bien tiesas.
Mi ropa no causo tantos problemas. Para cuando se pudo dar
cuenta estaba desnudo detr�s de ella, le hab�a bajado las braguitas lo justo
para introducir mi pene erecto entre sus muslos y mis manos masajeaban sus tetas
y pellizcaban sus pezones para que se pusieran duros y calentarla.
Con un suave movimiento adelante y atr�s, con mi pene
estrujado entre sus muslos logro que me corriera fuertemente. Sent� un
escalofr�o que me recorr�a todo el cuerpo y que me hac�an flaquear de las
piernas, mientras mi respiraci�n era jadeante por el intenso placer que sent�a.
Pero mi ansia por penetrarla era tan intensa que mi pene
recupero toda su rigidez r�pidamente con la ayuda de las suaves caricias que me
proporcionaba el lamer de su lengua y los peque�os pellizcos que me daba en los
test�culos con la yema de sus dedos.
La tumbe sobre la fresca hierba boca abajo y comenc� a
recorrer su espalda con mi pene desde su nuca asta su trasero bajando por su
espalda una y otra vez mientras ella comenzaba a sentir un escalofr�o que le
recorr�a la columna cada vez que mi pene llegaba a su culo y mis manos ara�aban
cari�osamente sus gl�teos. Le di la vuelta y comenc� a hacer lo mismo desde su
boca asta su vientre pasando por sus tiesas y puntiagudas tetas y
entreteni�ndome en sus pezones que comenzaban a ponerse tan duras como las rocas
que estaban al rededor. Mas tarde, flexione sus piernas y comenc� a lamerle y
pellizcarle sus muslos por la parte interna una y otra vez mientras mis dedos
trabajaban en su interior para que se corriera mientras se retorc�a en el suelo
al igual que una serpiente.
Sin dejar que se enfriara, la incorpore, me sent� en la
hierba y mientras iba sent�ndola sobre m�, se la fui metiendo con suavidad
agarr�ndola del trasero asta que mis huevos chocaron con su entrepierna. Deje
que fuera ella la que llevara la iniciativa, la que me follara. Aquel
espect�culo era maravilloso verla moverse de aquella manera, estirar su cuerpo
hacia atr�s para que pudiera sentir mi pene mas dentro de ella, el baile
circular de sus caderas que hac�an que se girara todo su cuerpo como una
serpiente, y el movimiento magistral de sus caderas de un lado para otro, de
arriba para abajo... el baile de sus tetas que segu�an el ritmo impuesto por sus
caderas hac�an que me sintiera la persona mas afortunada del mundo. Me
entreten�a con ellas pellizc�ndolas, lami�ndolas, sob�ndolas... en fin jugando
con ellas y meti�ndole la lengua asta la campanilla.
Con varios golpes de cadera magistrales consigui� que ambos
nos corri�ramos a la vez y que nuestros cuerpos quedaran fundidos mediante un
cari�oso y tierno abrazo. Con mi pene pod�a sentir el calor intenso que
transmit�a el chocho de aquella mama y como sus jugos envolv�an mi pene
proporcion�ndome un tremendo orgasmo que nunca olvidare.
Fue tan grata la experiencia que a d�a de hoy seguimos
manteniendo esta relaci�n y proporcion�ndonos momentos de muchisimo placer.
Mereci� arriesgarse por esta mama....