El hambre es un flagelo del cual no se escapa nadie en este
mundo, ni personas, ni animales y en cierta forma las plantas tambi�n.
Pedro era un tipo que debido a la mala situaci�n, no ten�a
trabajo y como consecuencia de esto se le dificultaba mucho el obtener dinero
para con ello comprar las cosas necesarias para comer y subsistir. Era soltero y
vagaba mucho por los sitios donde vend�an comida con la intenci�n que alguien de
buen coraz�n le brindase una comida o le diera dinero para adquirirla. Las dos
cosas se le suced�an con mucha frecuencia.
Esa ma�ana nuestro querido amigo, como era domingo, se fue
caminando hasta un balneario cercano al sector donde viv�a, para seguir con la
monoton�a de su vida, pedir dinero o comida. Esa ma�ana cercana ya al mediod�a,
estaba ladrando del hambre que cargaba, lo estaba atormentando y se me acerc� a
mi que me estaba tomando una sopa de pescado.
-Se�or, me puede colaborar con algo para tomarme una sopa- me
dijo
Deje de tomarme la sopa, aparte la cuchara de la boca y como
ya lo conoc�a mir�ndole le dije:
-�Ten�is hambre, verdad?
-Claro que tengo hambre se�or, si no para que le iba a pedir
dinero-me dijo.
-Bueno mira, yo no te voy a dar dinero-le dije- pero voy a
brindarte una sopa de pescado como esta que estoy tomando yo, esta sabros�sima
-�Qu� te parece?
-Ay si se�or, mucho se lo agradezco, por que as� puedo matar
a la que me esta matando y que Dios se lo pague-me dijo.
-Se�ora Carmen- le dije a la se�ora que atiende el negocio-
s�rvamele un plato de sopa aqu� al se�or y me lo carga a mi cuenta, por favor.
La se�ora Carmen agarr� un plato y comenz� a echarle sopa con
bastante tropezones, se lo coloc� en el mostrador enfrente de Pedro y le entreg�
la cuchara para que la utilizara, en su mano. Pedro como ten�a mucha hambre le
entr� a la sopa con desespero sin tomar precauciones con lo que estaba comiendo,
despu�s que se hab�a llevado como cuatro cucharadas de sopa a la boca, se meti�
un pedazo de pescado con tan mala fortuna, que cuando trag� se le clav� una
espina en la garganta.
-�Me ahogo! �Me ahogo! �Una espina! �Me clave una espina!
�gritaba Pedro mientras se agarraba con las manos por fuera el cuello y
carraspeaba con fuerza para ver si lograba expulsar la espina que ten�a clavada.
Varias comensales que estaban all� se acercaron con la
intenci�n de ayudar, mientras uno le daba palmaditas en la espalda con la
intenci�n de que expulsara la espina, otro gritaba:
-�Dale agua! �Dale agua! �Dale un vaso con agua pa`que le
pase!
Pedro, en esa situaci�n alcanzo a decir:
-�Agua no! �Agua no por favor1 �Sopita se�or,! �Deme sopita!