El carruaje avanzaba pesadamente, las enormes ruedas de
madera se habr�an paso entre el lodo y las piedras que cubr�an el camino, que no
era mas que un sendero sinuoso que se adentraba en el oscuro bosque lleno de
maldiciones y leyendas.
Los truenos retumban a su alrededor, la joven levanta la
vista y contempla los rayos a trav�s de los gruesos barrotes del carruaje. Esta
maniatada, tumbada sobre varias lonas pestilentes. La joven hab�a llorado
desconsoladamente durante horas, pero sus l�grimas ya se hab�an secado. En su
mente aun sonaban los gritos de impotencia de su madre, que observaba como unos
hombres la agarraban, maniataban y encerraban en el carruaje, mientras un
uniformado soldado de la corte, le�a en alto el edicto por el cual el rey tomaba
posesi�n de la joven �Minu Aldeen�, como pago de los tributos atrasados de su
padre.
Minu, contemplo asustada como se formaba una silueta en el
horizonte, sobre una escarpada loma se alzaba un imponente castillo, ribeteado
de numerosas torres, aterrada cerr� los ojos y se dejo caer en la inconciencia.
Unas manos recorr�an su cuerpo, una esponja h�meda se
restregaba contra todos los pliegues de su cuerpo, Minu abri� lentamente los
ojos y contemplo a las mujeres que la estaban ba�ando. Parec�an cortesanas de
palacio, pero cada una de ellas llevaba un collar con una arandela. Minu intento
hablar pero las palabras no sal�an de su boca, la esponja fue bajando por su
vientre, derramando un agua perfumada, hasta llegar a un lugar que le produjo
estremecimientos que recorrieron todo su ser, Minu cerro las piernas por la
verg�enza, poco a poco se daba cuenta de su situaci�n, estaba completamente
desnuda, dentro de una gran cuba de madera, llena de agua que ol�a a rosas,
rodeada de desconocidas. Las mujeres sonrieron entre ellas, una venda cubri� sus
ojos y numerosas manos se sumaron a las que ya la acariciaban. No pod�a creerlo,
un calor creci� dentro de ella, mientras aquellas manos recorr�an todo su
cuerpo. Unos labios suaves como los p�talos de una flor, comenzaron a besar su
piel.
Minu sinti� como sus pezones se endurec�an por el efecto de
las caricias , que eran cada vez mas osadas, antes de darse cuenta dos bocas
lam�an sus pezones, succion�ndolos. Una tercera boca beso su cuello y comenz� a
subir beso a beso, hasta que las dos bocas se tocaron. Minu intento resistirse
pero los temblores que la sacud�an anulaban su voluntad, sinti� como una lengua
luchaba por entrar en su boca, consigui�ndolo poco a poco hasta estar
completamente en su interior, la lengua comenz� a lamer su paladar.
Sus piernas ya estaban abiertas y la esponja dejo escapar un
reguero de agua sobre el sexo de Minu. La esponja volvi� h�meda a restregarse
contra su sexo. Sent�a que se desvanec�a en la negrura, no pod�a soportar tanto
placer. Unas manos expertas comenzaron a acariciar su sexo, palpando sus labios,
reconociendo cent�metro a cent�metro su sexo. Los expertos dedos recorrieron los
labios exteriores hasta llegar al nacimiento de su cl�toris, que ya hab�a
cobrado turgencia y un vivo color rosaceo, los dedos pasaron al interior y
comenzaron poco a poco abrir sus labios, dejando a la luz su peque�o orificio,
un dedo se introdujo lentamente por su vagina lo suficiente para comprobar la
resistencia que opon�a el himen.
La negrura se convirti� en luz, cuando su cuerpo se
convulsiono, todo su ser temblaba del placer, su interior se convirti� en fuego
y volvi� a la inconciencia con el placer de lo que era un orgasmo que le pareci�
eterno.
Minu recupero la conciencia lentamente, estaba atada por las
mu�ecas, pero las ataduras eran suaves al tacto, parec�a estar atada con
terciopelo, sus piernas estaban tambi�n inmovilizadas abiertas. Sent�a fri� por
todo su cuerpo, pero no estaba completamente desnuda, sent�a una suave prenda
ocultando sus intimidades. Sinti� la presencia de otras personas en la
habitaci�n, continuo con los ojos cerrados.
-Es muy hermosa �dijo una mujer, seguramente una de las que
la hab�a limpiado y proporcionado tanto placer- Tiene un cuerpo inmaculado.
-Virgen�-contesto otra mujer, su voz denotaba respeto- el amo
disfrutara mucho con ella, solo espero que no estropee su bello cuerpo-
-Lord Alby har� lo que le apetezca, como siempre ha hecho
�contesto una tercera voz, de tono mucho mas sereno y a�oso- aunque es verdad
que esta chiquilla casi parece un �ngel- dijo con un peque�o temblor en la voz,
como si tuviese remordimientos- V�monos, Lord Alby llegara en cualquier momento.
Minu escucho pasos r�pidos y el crujir de una gran puerta al
cerrarse. Cuando tomo suficiente valor abri� los ojos y contemplo la estancia,
solo dos velas iluminaban lo que parec�a una gran habitaci�n, de una pared
colgaban l�tigos de todas las formas y tama�os y numerosos objetos de los que
Minu desconoc�a completamente su uso. Minu sinti� como un gran peso tiraba de
sus parpados. El cansancio se apoderaba de ella. Antes de perder la conciencia
susurro el nombre del que seria su amo a partir de ese d�a� �Lord Alby�.