Relato: MI PRIMERA EXPERIENCIA, PERO NO LA ULTIMA
Mi nombre es Ang�lica, siempre se ha mantenido al margen de mis fantas�as sexuales, o por lo menos eso le digo a mi marido.
A inicios de semana ayudo a una amiga a atender un peque�o restaurante que tiene. Marisa es su nombre, y nos conocemos desde hace unos cuantos a�os. Todo lo que dir� es que ambas somos delgadas, bien formadas. Podemos presumir libremente de tener peque�as cinturas. En fin, basta de descripciones. Cuando la gente escribe sus relatos por lo general sus protagonistas son increiblemente bellas, pero en este caso tanto Marisa como yo somos mujeres comunes, las dos madres de familia, en otras palabras, entramos en el com�n denominidador de las mujeres amas de casa.
El peque�o restaurante de Marisa solo abr� en las noches, y es ella quien prepara personalmente la comida que se sirve a los comensales. En la parte superior del restaurante hay un tapanco donde se almacenan algunas cosas necesarias para el funcionamiento del lugar como; platos desechables y conservas. Tambi�n hay un peque�o sofa que Marisa tiene dispuesto para descansar despu�s de las jornadas de trabajo.
Cuando tuvimos nuestro primer encuentro sexual fue Marisa quien tomo la iniciativa, y acepto que me dio mucho temor, pues aunque ya hab�a recibido propuestas de otras mujeres, sobre todo en la universidad, nunca me hab�a atrevido a llevarlas a cabo.
Una tarde, mientras haciamos los preparativos para el restaurante, estabamos solas dentro del local, los empleados llegaban una hora antes de abr�r al p�blico, por eso la cortina metalica estaba abajo.
Estabamos en la cocina del local, hac�a calor debido a la estufa encendida, y las dos sudabamos. Marisa se quejaba del calor, pero no pod�amos hacer nada m�s, el extractor y el aire acondicionado estaban encendidos, pero el calor de la estufa dominaba la cocina. Fue entonces cuando Marisa camino al refrigerador y saco un pedazo de hielo, se lo paso por la cabeza, la cara y el cuello mientras me decia:
-�Que barbaridad!, ya no soporto tanto calor. �falta mucho para que este listo el guisado?.
-Ya esta listo, de hecho ya apague la estufa -le conteste-.
-Maravilloso, eso quiere decir que podemos descansar. Tenemos tiempo, faltan dos horas para abr�r.
Fue entonces cuando subimos al tapanco, nos sentamos en el sofa y disfrutamos de una bebidas fr�as mientras esperamos a que llegar� la hora para iniciar las labores del restaurante. Platicamos por un momento, de repente Marisa se puso de pie y se quito la blusa y el sosten, lo cual me sorprendio, pero ella insisti� sobre el calor, y me invito a que hiciera lo mismo. Confiezo que yo tambi�n ten�a calor, as� que �que m�s da?, estamos solas, somos amigas, tenemos tiempo de refrescarnos, �adelante!. Me quite la blusa y el sosten, tambi�n nos descalzamos. En verdad que estabamos muy relajadas. Seguimos platicando hasta que llego un momento en el que Marisaa se me acerco y me pregunto:
-Que lindos pechos tienes. Nunca he tocado unos que no sean los mios, muero de curiosidad- �Me dejar�as tocarlos?
Solo mi marido ha tocado mis pechos, y ahora mi amiga me pide hacerlo. No se como actuar, pero confiezo que a mi tambi�n me da curiosidad tocar los pechos de otra mujer, nunca lo he intentado, y esta puede ser una oportunidad.
-Claro -le respond� con cierto temor -pero tu me dajar�s tocar los tuyos-.
No hab�a terminado de hablar cuando sus manos se posaron en mis pechos y empezaron a masajearlos; los levantaba, los acariciaba, y sobaba mis pezones. Por mi parte yo hac�a lo mismo con los de ella. Eran tan suaves, peque�os, pero duros. Fue entonces cuando ella simplemente se inclino y me beso un pez�n, eso aumento mi temperatura, me empece a exitar y al mismo tiempo a preocupar. Nunca hab�a tenido este tipo de experiencia. Le ped� que parara, entonces se separo de mi pez�n, enderez� la cabeza y fijo su mirada a la m�a. Sin decir m�s palabras se acerco a mis labios y me beso, pero no cualquier tipo de beso, fue un beso intenso, al cual no me pude negar. Se separo de mi, se puso de pie, e hizo algo que no me imaginar�a, se bajo el pantalon junto con las bragas. Estaba totalmente desnuda frente a mi. Yo la contemplaba desde el peque�o sofa, no sab�a que hacer o que decir, simplemente la miraba. Se ve�a encantadora con un aire de picard�a. Regreso a donde yo estaba, me empujo suavemente sobre el sofa, levanto mis piernas y jalo de mi pantal�n. Ah� estabamos las dos totalmente desnudas. Yo temblaba de verg�enza, pena, miedo, todo mezclado, pero ella se recosto sobre mi, y me susurro al o�do;
-�Tienes miedo?, �quieres que experimentemos m�s?
Esto lo decia mientras pon�a su mano entre mis piernas.
Solo asist� con mi cabeza.
Me beso nuevamente y respond� al beso. Bajo a mi cuello, sigui� a mis pechos y se detuvo un momento a lamer mis pezones. Yo estaba totalmente confundida, pero experimentaba una emoci�n especial. Siguio su camino hac�a abajo; paso por mi ombligo. No se detuvo hasta llegar a mi vagina, la beso varias veces y sin mayor aviso me introdujo la lengua, �QUE MARAVILLA!, una lengua de mujer algo nuevo, dulce, delicioso. Era totalmente diferente al sexo oral que me practica mi marido. Marisa lo hac�a con una suavidad incre�ble. Cuando acorde, adem�s de la lengua, ten�a un par de dedos dentro de mi. Estaba completamente humeda.
Tengo que corresponder a la atenci�n que Marisa me brinda, as� que me incorpore, la bese en sus labios y le ped� que se acomodara a gatas en el sofa de tal forma que sus nalgas quedar�n alzadas y sus brazos recargados en el respaldo del mueble. Me arrodille en el piso. Su vulva quedaba a la altura de me rostro. No ten�a idea de como deber�a actuar, jam�s he chupado el co�o de una mujer, no tengo idea a que sabe, pero estab� tan caliente que las dudas se dsisipar�n. Me acerque y le bese los labios de la vagina. Inmediatamente sent� una leve humedad, en cuanto al sabor era semiamargo, pero muy agradable. Aplique su misma t�cica; le di unos cuantos besos y continue acariciando con mi lengua. No puedo explicar porque extra�a raz�n mi exitaci�n aumento m�s y m�s. Introduje mi lengua tan profundo como pude. El olor y el sabor me resultaban afrodisi�cos, ya no pod�a contenerme recorr� su vagina por dentro y por fuera, fue entonces cuando v� su ano. Jam�s me imagine en una situaci�n as�. Ese ano lampi�o me llamaba, me ped�a a gritos que lo besara o lo invadiera. No pude contenerme, introduje mi lengua en su ano, y para no descuidar su vagina le met� dos dedos. Marisa gem�a tan rico.
Estaba fuera de mi, sent� que todo estaba permitido. Marisa se separo de mi, me beso y acto seguido bajo del tapanco con rumbo a la cocina. Yo estaba desconcertada, �que hice mal?, �por que se va?. Cuando regreso con una barra de mantequilla y un par de pepinos grandes, lo coprend�, el juego continuaba.
- La diversi�n empieza- me dijo con una sonrisa especial
Yo temblaba de emoci�n, no pod�a esperar, �que har�amos ahora?.
Me acomodo en el sofa, tal y como yo la hab�a acomodado a ella. Correspondio a la atenci�n que le di a su ano; me chupo intensamente. Ahora sent�a lo que ella sinti�, el m�s sublime de los placeres, que delicia es una lengua en el culo.
Se detuvo por un momento y abr�o la barra de mantequilla, tomo un trozo y lo empezo a untar en mi ano y vagina. Lubric� perfectamente la entrada de mi esfinter, y poco a poco fue introduciendo un dedo. Que sensaci�n tan rica. Todo mi cuerpo vibraba. Sent� que su dedo sal�a y entraba. Mi ano poco a poco fue dando de si. Yo gemia y ella me decia:
-Te va a encanatar.
Metio un dedo m�s, y despu�s otro. Para cuando acorde ya ten�a tres de sus dedos dentro de mi culito. Me ard�a y dolia, no sab�a si quer�a llegar m�s lejos. Estaba tan caliente que no pod�a dejar de pensar en el uso que le dar�a a esos pepinos. Saco sus dedos, volte� hac�a atr�s y Marisa embarraba el vegetal con mucha mantequilla, lo acerco a mi ano y empezo a hacer movimientos circulares, poco a poco mi culo ped�a m�s. Me tomo con su mano izquierda por mi hombro para evitar que me moviera y empezo a introducir el pepino con cuidado, mientras lo hac�a lo giraba de un lado al otro. El dolor aumentaba conforme el garrote se abr�a paso en mi esfinter. Marisa detuvo el empuje para darme oportunidad de respirar.
-�Lo estas gozando? -pregunto-
-Si, pero me duele-
-Sabes que se te pasar�, �Tu marido nunca te ha hecho sexo anal?
-Si, claro -respond�- pero el pepino esta muy grueso.
-Empujare otro poquito, preparate- me dijo-
Acto seguido empujo con m�s firmeza. Mi ano estaba dando lo m�s que pod�a.
Marisa se detuvo, yo me sent� aliviada pese a que ya ten�a medio vegetal dentro de mi. Marisa se arrodillo a mis espaldas y empezo a chuaparme al vagina, eso me puso a mil. Sent�a que se acercaba un gran orgasmo, pero en eso ella se detuvo y, sorpresa, me metio el segundo pepino por la vagina. Yo estaba inmovilizada temblando de placer mientras sudaba y gemia.
-Ahgggggggggg mete m�s el del ano por favor, lo necesito -le dije-
Marisa acato la orden y empujo el vegetal �MUERO DE PLACER!
- �ngelica lo tienes todo adentro. Tan solo faltan unos cent�metros. �Que b�rbara!
Yo mov�a mis nalgas y Marisa segu�a el ritmo por mis dos orificios.
Ya no pod�a, mi orgasmo llego, escurr�a por mis piernas. Marisa se puso como loca, me pasaba la lengua por mis muslos y nalgas. Mis ojos estaban en blanco.
Poco a poco Marisa retiro los pepinos de mis hoyitos. Cuando saco el del culo me dijo:
-�ngelica te quedo abierto como un cr�ter
Inmediatamente me lo beso y chupo.
Me incorpore y me toque el culo, me dol�a, pero me gustaba ese dolor, era placentero.
Nos abrazamos, nos besamos, met� mi mano entre las piernas de marisa pero me detuvo, y sonriendo me dijo:
-Espera, tenemos que dejar algo para despu�s de la cena.
�Que emoci�n! eso quer�a decir que despu�s de trabajar podr�amos segu�r.
Nos terminamos de vestir justo cuando los empleados tocaban en la cortina met�lica. Preparamos los �ltimos detalles y nos preparamos a abr�r los clientes.
Me emociona haberme atrev�do a platicar mi historia, y quiero compartir m�s de mis experiencias.
Si te gusto mi relato escribeme.