Relato: Consejos y amor de madre (2)
CONSEJOS Y AMOR DE MAM� (II)
Por Hinnde Senhte
Segunda parte relatada por la madre: en intimidad con mi hija
le pido que me cuente sus m�s secretas fantas�as, y quedo enferma de deseos
mientras la alecciono sobre c�mo seducir a su profesora
Hace algunas semanas mi hija Tobbee escribi� su versi�n sobre
nuestras sesiones de amor, de nuestros intensos mimos y de nuestras
interminables sesiones de besos y caricias. Hoy es mi turno, aunque no s� si
podr� contar nuestras cosas ahora que estoy un poco alterada, pues esta ma�ana
he sorprendido a mi marido mientras se pajeaba mirando las fotos de nuestra nena
en traje de ba�o, fotos que le tom� �l mismo en las pasadas vacaciones en la
playa. Junto con su �lbum, ten�a unas fotograf�as que un c�mara profesional le
hizo a la nena, tipo estudio de modelo, en la que su rostro qued� tan
espectacularmente bello que tenemos copias de ellas en todos los salones de la
casa y en nuestras oficinas. El muy bandido de Andrew ni siquiera se preocup� de
disimular cuando lo vi, y tal parece que mi presencia, lejos de desanimarlo, lo
excito a�n m�s, pues ech� un chorro inveros�mil de esperma que dej� el suelo del
estudio hecho una calamidad. Me sonri� c�nicamente, y �nicamente se limit� a
decirme: "Oh, amor m�o, no sabes qu� gustito me da verte cuando estoy excitado,
por qu� no vienes y terminas de acariciarme un poco". Yo me negu�, altanera, y
�l cogi� las fotos de nuestra gatita y se fue tan orondo con su vergaza izada,
desafiante. La verdad es que tuve que reprimir mis ganas, porque la poderosa
herramienta de Andrew es una tentaci�n tan fuerte que hasta nuestra propia hija,
tal y como cont� ella misma en su anterior relato, est� muy inquieta por ella y
con unos deseos terribles de jugar con ella...
Tobbee a�n no se hab�a levantado, y yo estaba a la espera de
que Andrew saliera para irme inmediatamente a su cama, para acariciarla y
mimarla como se merece. Desde hace tres d�as no puedo abrazarla y tenerla
conmigo, porque ha estado mucho tiempo con sus compa�eritas del colegio
preparando los ex�menes. El �ltimo d�a que pudimos estar juntas, mi Tobbee
estaba con un poco de fiebre, por lo cual ten�a todo su cuerpo bastante
caliente. A su edad, mi hermosa ni�a tiene esas calenturas s�bitas que le cogen
todo el cuerpo, por lo cual yo me ba�o con ella para quitarle un poco el calor y
luego le paso toallitas h�medas por todo el cuerpo. Sobra decir que yo quedo tan
h�meda como las toallitas que le paso, y ella se da cuenta de mi turbaci�n, por
lo cual me abraza y me manosea un poco mis pechos, que me dice que le encantan.
A esa hora, casi siempre de noche, mis pijamas permiten que se transparente toda
la plenitud de mi cuerpo y mi Tobbee pueda disfrutar de su madre tanto cuanto
quiera. A la nena le gusta sobarme las piernas, que encuentra tan suaves y
firmes como las de una adolescente, seg�n me dijo el otro d�a, provoc�ndome tal
retorcimiento de gusto que pude hab�rmela comido a besos.
No m�s salir Andrew de casa, m�s r�pido que tarde me abalanzo
a la habitaci�n de mi nena. Al llegar, la encuentro sentada en su cama y
recostada contra la pared, con un gran coj�n entre su espalda y el muro, con su
faldita de colegial levantada hasta la mitad de sus muslos, sin sus tanguitas,
con las piernas semiabiertas, y acarici�ndose lenta pero firmemente su rosada
chochita. Con su otra mano se apretaba temblorosa sus pezoncitos. Cuando yo
entr� (�sorprendi�ndola igual que al retorcido de mi marido hoy!), Tobbee se
limito a sonre�r coqueta, me lanz� un beso sonoro en el aire, y ronroneaba
mimosa sin detenerse ni un momento en lo que estaba haciendo. Yo le devolv� el
beso, le gui�� el ojo, c�mplice, y me sent� a mirarla mientras llegaba a la cima
de su propio gozo. No tard� en hacerlo, y mi nena fue feliz de manera creciente
hasta llegar al cl�max, sacando su leng�ita agitada, suspirando como ni�a
mimada, con leves jadeos entrecortados, y con sus labios brillando en la
semipenumbra de la habitaci�n. Respir� un rato mientras recuperaba el aire, y al
abrir los ojos extendi� los brazos llam�ndome a su encuentro. Yo acud� cual toro
al capote, y nunca mejor dicho, pues mis pezones inflamados sobresal�an como un
par de pitones de un Miura debajo de mi fin�sima camisola de seda. La abrac�
como para deshacerla en mis brazos, al tiempo que ella me estamp� un gran beso
en la nariz, que qued� impregnada de su saliva de adolescente deseosa de
caricias. Yo la bes� una y otra vez en ambas mejillas, mientras le apretaba su
rostro y sus labios quedaban como una peque�a cereza dulce que yo me aprest� a
lamer presurosa y loca de amor.
Oh, mi cielo divino, c�mo me gusta verte feliz, pero dime:
�qui�n es la afortunada que es objeto de tus deseos?
Oh, mami, y me lo preguntas, �estaba pensando en t�!
Uuuy, picarona, �m�rala! Y la bes� nuevamente como si fuera
a extraer todos los sabores de su suav�sima piel.
Sab�a que no era conmigo que entreten�a sus pensamientos, y
la abrac� fuerte, poni�ndola sobre m�, casi carg�ndola, a la vez que acariciaba
su hermoso rostro y mord�a sus orejas y su nuca. Ella mov�a sus caderas, mimosa
y complaciente conmigo, mientras tambi�n acariciaba mi cara, lo que permiti� que
pudiera oler en toda su plenitud la mano que acababa de explorar su tierna
intimidad. Si hubiese un olor m�s exquisitamente embriagador y adictivo que �ste
no se encontrar�a en este planeta, se los aseguro. Tom� su mano y acerqu� sus
dedos a mi nariz, aspirando largamente como si se me fuera la vida en ello.
Quer�a extraer hasta la �ltima sensaci�n de ese olor maravilloso, al igual que
su sabor, por lo cual los lam� suavemente, cosa que a mi nena le chiflaba.
Dime en qui�n pensabas, amor m�o, dime a qui�n tendr� que
tener celos a partir de ahora.
Oye mami, lo que pasa es que segu� tu consejo, y en las
clases en que me aburro acaricio los muslos de Sandy, pero lo que pasa es que
ella quiere que la toque m�s arriba, y yo pues... no s�, la verdad es que me
gusta tocarla, pero a quien me gustar�a tocar es a mi profesora de lenguaje,
que es muy especial conmigo, y como t� misma has podido ver, es muy linda.
Antes de seguir, un r�pido par�ntesis: Tobbee estudia en un
colegio de �lite donde van las ni�as ricas de esta ciudad. Las profesoras son
rigurosamente escogidas, tambi�n entre chicas de alta sociedad, no vaya a ser
que las ni�as sean objeto de resentimiento social. Sandy, la amiguita de Tobbee,
es una preciosa rubita de la misma edad de mi nena (16), que podr�a servir de
modelo para moldear a las mu�ecas de lujo. Es muy traviesa en el colegio, y si
no la han expulsado es porque su padre es due�o de media ciudad. Es una de las
mejores amigas de mi nena, y su curiosidad de adolescente ha hecho que trabe una
�ntima complicidad con Tobbee. Yo misma he animado a mi hija para que despliegue
su sensibilidad y sus deseos sexuales con su amiga, pues no siempre puedes tener
de compa�era de pupitre a una belleza espectacular como Sandy. Y la profesora a
quien se refiere Tobbee, es la nueva profesora de lenguaje, Aimee, una joven de
27 a�os que estudi� en ese mismo colegio. Aimee entr� a reemplazar a Letizia, la
anterior profesora, una belleza de grandes y hermosos ojos azules que tuvo que
ser despedida con toda la discreci�n del caso cuando fue sorprendida en....
digamos que actitudes impropias de una profesora con una alumna. Esa alumna era
Sandy, precisamente. Letizia dijo que Sandy la hab�a envuelto en una estrategia
de seducci�n de la que no hab�a podido escapar, pero las autoridades del colegio
no le dieron cr�dito, pues dijeron que una ni�a de 16 a�os no podr�a hacer caer
as� de f�cil en los abismos del deseo enloquecido a una profesora. �Qu�
ingenuos! Ellos m�s que nadie deb�an saber de qu� es capaz una chica de 16 a�os.
Sandy, la �ltima vez que me visit�, me dijo con toda la desfachatez que le es
habitual (nos tenemos mucha confianza, es verdad) que Letizia le gustaba mucho,
y que cre�a haberse enamorado de ella. Pero el enamoramiento termin� el d�a que
Letizia sali� casi fugitiva del colegio...
Bueno, pero sigo con mi historia, para no desviarme m�s. Mi
Tobbee ten�a mucho contacto �ntimo con Sandy, pero ahora me daba cuenta que es
realidad lo que sospechaba: Tobbee est� muy turbada por la fuerte atracci�n que
siente por Aimee. Y yo intuyo que es una atracci�n mutua, pues en la �ltima
reuni�n a la que asist� me percat� c�mo Aimee se devoraba con la mirada a mi
Tobbee, y c�mo la observaba arrobada cuando la nena hablaba. As� que, como estoy
dispuesta a que mi nena experimente todo el placer que pueda encontrar en su
hermosa adolescencia, le digo con toda tranquilidad:
Tobbee, amor m�o. Mi intuici�n de mujer es muy fuerte, y s�
que t� tambi�n le fascinas a tu profesora. Podr�as intentar acercarte a ella
de un modo m�s �ntimo, y ver c�mo reacciona.
Pero mam�, no sabr�a c�mo hacerlo, yo s� c�mo juguetear con
todas mis amiguitas, y c�mo meterles mano hasta encenderlas de deseo, pero con
la �nica profesora con la que he llegado a ese nivel de intimidad es con
Kathy, la de dibujo, �te acuerdas?
Oh, claro que me acuerdo, la hermosa Kathy, estaba
completamente atontada contigo. Pero mira, para eso tienes a tu mami, yo te
dir� qu� debes hacer con Aimee, y ensayar�s conmigo la estrategia.
�Oh, eres divina!
Aqu� Tobbee me dio un mordisco en la boca como para
arranc�rmela, pero lo convirti� luego en un chupet�n mojado que acentu� m�s mi
enardecimiento. Yo ya acariciaba a mi nena por todas partes, y a estas alturas
ya ella estaba casi sin ropa puesta. Sus calzoncitos hab�an salido desde un
principio, cuando ella sola empez� a acariciarse all� abajo, donde segu�a
bastante h�meda, seg�n pod�a darme cuenta ahora, pues ya era yo quien la
acariciaba por all� sin ninguna cortes�a. Tobbee se mec�a hacia delante y hacia
atr�s, como culeando, mostr�ndome cuanto le gustaba que explorara en su zona m�s
sensible. Sus pezones estaban como dos nueces, y la viscosidad de su saliva me
indicaba que estaba en un punto muy alto de ardor sexual. Su aliento estaba cada
vez m�s c�lido, y su rostro de melocot�n enrojec�a con mis besos y lametones. Si
pudiera devor�rmela toda....
Mira Tobbee, tienes que llegar donde Aimee en un plan entre
inocent�n y p�caro, hazle pucheros y dile que tu mami te tiene castigada por
una travesura que hiciste, que est�s muy triste y que no sabes qui�n te
consolar�.
Qu� mala eres, mami, pero sigue, sigue... ay, sigue...
uy...
No supe si la nena me ped�a que siguiera con el plan, o con
las caricias que le hac�a en su botoncito del placer, all� abajo, el cual estaba
endurecido como la pepa jugosa de un durazno maduro. La verdad es que el jadeo
ansioso de mi picarona y alg�n asomo de pe que�o chillido de ni�a mimada me
indicaban que �bamos a tardarnos un poco m�s en nuestra sesi�n ma�anera de
secretos, antes de darnos nuestro habitual ba�o de espuma.
Pues bien, llega y abr�zala por detr�s, como si fueras a
mirar desprevenidamente lo que tiene encima de su escritorio, y como sin
querer, acariciale un poco alguna de las orejas, el l�bulo, y h�blale como t�
bien sabes, como ni�a de pap�... Estoy segura de que ir� aflojando y, si salen
las cosas como yo pienso, dale un primer besito en la mejilla, inocent�n, como
el que se dan las chicas entre s�. Dile despu�s que te parece que ella es muy
hermosa, y estoy segura de que aqu� ya no podr� escaparase.
Mi nena estaba a horcajadas sobre m�, sus piernas abiertas
mientras sus ojos entrecerrados y su boca anhelante me indicaban la proximidad
de una nueva explosi�n de dicha. Su lengua estaba brillante, y se asomaba
repasando sus dientes en inequ�voca se�al de placer. Los dientes de mi nena son
absolutamente perfectos, y al tiempo que con mis dedos hurgaba su fuente de
delicias all� abajo, se los chupaba con deleite en largos lametones que se
extend�an por todas sus mejillas. Mi nena y yo compart�amos el gusto indecible
de lamernos la cara, placer que nos brind�bamos mutuamente sin escatimar ni
tiempo ni energ�as.
Yo segu�a susurrando a mi nena qu� cosas podr�a hacer con
Aimee, la bella profesora de lenguaje, y qu� cochinaditas podr�an hacerse
mutuamente en su despacho del colegio. Cuando le suger� a mi nena que le pidiera
a Aimee que le lamiera la chochita, mi Tobbee no resisti� m�s termin� en un
estremecimiento tan intenso que m�s parec�an las convulsiones de una pose�da por
un esp�ritu de otra galaxia. Mi nenita se agit� casi que compulsivamente, y
estall� en todas las fibras de su cuerpo un gozo tan intenso que sali� durante
un buen rato de la �rbita de este mundo. Al volver en s�, saqu� mis manos de su
rosadito monte de amor, abrac� al amor de mi vida con fuerza, y la bes� como al
m�s precioso regalo de mi existencia. Chup� su lengua con fervor, y mi vida fue
toda una sinfon�a de amor enloquecido. Mi nena me bes� diez, veinte veces m�s,
antes de caer rendida en un dulce sue�o. Cuando mi �ngel divino despierte, nos
tomaremos nuestro ba�o de espuma en la tina caliente, y quiz�s pueda continuar
con nuestras deliciosas confidencias para encaminar hacia un acto de dicha y
amor el deseo acumulado por su hermosa profesora...
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Hinnde Senhte
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Relato: Consejos y amor de madre (2)
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